Arte Factum actuó el pasado 3 de julio en el Alcázar de Sevilla y, como siempre, me guardaron mi entrada, como es tradición, nos vimos en el bar de al lado del local, como nos gusta a nosotros, reímos y planeamos un futuro lleno de ideas nuevas… ni paramos ni pararemos nunca. Y por supuesto, nunca nos pararán. Desde el patio de butacas, cuando soy espectadora, o en el escenario, compartiendo tablas, Arte Factum siempre será Arte Factum de mi corazón (igualito que el prenda).
Profesional
Con ganas de tablas
Los deseos hay que pedirlos bien, siendo concreta, porque si no a veces se conceden a mitad y joden más que otra cosa, así que ahí va:
“Se busca una gira artísticamente gratificante y sin empresario o con empresario raro, de esos que escuchan. Imprescindible salario alto para toda la compañía, con mis amigos en el reparto y en la que me pueda llevar en la maleta a Iván y a David.”.
¿Pido mucho? Es que ya me va tocando.
Estreno de Tenor o no tenor
Por cierto Mayca y Pájaro estuvieron sublimes. Me siento muy afortunada por poder trabajar con ellos. A ver cómo va esta noche, tenemos la segunda función.
A pesar de todo

Aquello de lo dejo lo he dicho en más de una ocasión, lo reconozco, pero fueron momentos de cabreo o tristeza (o de ambas cosas juntas) muy extremos. También el cansancio aprieta a veces y le entran ganas a una de mandarlo todo a tomar por saco, pillar un curro en una oficina y trabajar de 8 a 2, sueldo fijo y emociones asfixiadas, pero con la tranquilidad que da el saber que estamos haciendo lo que nos ordenan. En cualquier caso, conste que si no lo he dejado ya no ha sido por miedo a tirar tantos años de esfuerzo y estudio a la basura. Me he rehecho tantas veces que una más daría igual. Es que creo que me seguiría cabreando y poniendo triste igual así que pa qué.
Cada vez que piso un teatro, cada camerino que habito, cada traje de noche que me viste, cada nota que entono la vivo como si fuera la última de tan intensa. Si me paro a pensarlo sé que es ridículo, llevo ganándomela vida con esto desde hace más de 10 años ¿Por qué deberían cambiar las cosas? Pero no puedo evitarlo. Sé que soy una privilegiada y cada día, al caer el telón, estoy dispuesta a ceder mi puesto. Ya lo he disfrutado bastante, no es justo, le toca a otra. En cambio, milagrosamente, la noche después el escenario es mío otra vez…
Y es que a pesar de todo creo que esta profesión me tiene enganchada.
A la atención de los empresarios de espectáculos marroquíes
Empiezan ustedes a darme miedo, porque cada día son más y parece que se reprodujesen como los conejos. Suelen venir de Europa con unos durillos ahorrados y se hacen millonarios invirtiendo en este país que se malvende de pura hambruna. Primero unas acciones en telecomunicaciones, después un hotelito aquí, una extorsión allá, una especulación hecha con gracia… y a descasar, ya pueden los señores dedicarse al sueño que siempre acariciaron: el mundo del espectáculo. Pero en serio, créanme, la dirección artística es una cosa y otra muy distinta estar podrido de dinero y venir aquí, al que probablemente sea el culo de Europa (yo no lo niego), a volver locos/as a bailarines, cantantes y acróbatas. Tienen ustedes muy poca capacidad creativa, no les miento cuando les digo que el kitsch ya pasó de moda.
No me obliguen por dios, no me hagan desearles ingratas impotencias y forúnculos en desafortunados lugares de su anatomía, inventar deshonrosas profesiones a sus progenitores, enviarles males de ojos, maldiciones, blasfemias y condenas varias. No lo hagan porque si resulta que los indios tienen razón y la rueda del karma gira para todos/as se me va a volver para atrás y me van a faltar reencarnaciones para subsanar los daños.
Por cierto, regla número uno de las ciencias empresariales y del puto capitalismo que tanto ustedes defienden: si una función se anula por falta de público a la plantilla hay que pagarle, por eso son ustedes los que más ganan, porque son los que arriesgan, si arriesgamos todos/as entonces todos/as somos empresarios/as y el asunto se convierten una cosa que se llama cooperativa. Pero no digamos esas palabras que se ponen ustedes nerviositos.
Por cierto… a quien pueda interesar, mi exjefe no hace más que llamarme rogando clemencia …sisepudra.
Rodaje de "Mighiss"
La actriz Mélida Molina preparándose para el rodaje.
Juanma Rodriguez en los ensayos.
Uno de los paisajes de
los que pudimos disfrutar.
A veces el tiempo se vuelve de minutos de oro y aunque en apariencia los segundos pasen igual que siempre, dentro de nosotros corren de otra forma porque van construyendo historia. Ocurre a veces. Lo de después puede ser o un bajón a las profundidades más oscuras y tenebrosas o un estado adolescente de esperanza en la vida. Esperemos que me de lo segundo.
Todo ha sido fantástico. De película, nunca mejor dicho. He participado en un proyecto donde aproximadamente un centenar de personas (que se dice pronto) ha ido salvando adversidades una tras otra con un solo arma: el entusiasmo. Hemos rodado en las montañas, entre aldeas bereberes en un paraje impresionante al que se accedía tras 2h y media en coche desde Fez (los últimos 45 minutos por un camino sin asfaltar). El “camerino” era una pequeña escuela situada cerca de una de las aldeas, no teníamos agua corriente, el sol abrasador nos ha achicharrado la piel a todos y el catering era a base de bocadillos. El presupuesto no daba para más. Pero el cielo, cuando rodábamos por la noche, estaba repletito de estrellas y me he reído tanto que llevo agujetas en el estómago. El encuentro con colegas españoles ha sido crucial. Me iba haciendo falta una ración de humor nacional. Gracias Juanma y Javi, si leéis esto, por haberos encargado tan concienzudamente de la guasa y el buen rollo en las eternas horas de espera.
Poco a poco iré contando todo lo que ha ido ocurriendo estos días, da para varios posts. Para que vayáis abriendo boca os cuelgo algunas fotillos del rodaje.
Esto… ¿Voy a hacer una película?
No he querido decir nada hasta ahora aunque lo sé desde hace semanas, es que de verdad que no me lo creía, pero en fin, visto que mañana por la mañana voy a firmar el contrato, ya me he leído el guión y estamos con los ensayos puedo afirmar, sin por ello pecar de ilusa que: voy a hacer una película. Con sus luces, sus cámaras, sus actores, (alguno famosete hay incluso), su director, su peluquero, su maquillador, su estreno y todos sus avíos. Un largometraje en toda regla, vamos. Hay hasta efectos especiales, de esos de bombas y tal (es una peli de amor y guerra) y hasta un montón de extras.
Qué ilusión.
¡Manos arriba!
El capataz
Es como aquel empollón de nuestra infancia, ese que escribía en la pizarra el nombre de los que se portaban mal. No, peor. Es como el cobarde que para salvar el culo le echaba la culpa al hermano pequeño. No, peor aún, es como el que robaba del monedero de la abuela aprovechando la demencia… porque debajo de todo está el dinero.
Para que nos entendamos, primero está el patrón del que os hable ayer y después está éste.








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