Empiezan ustedes a darme miedo, porque cada día son más y parece que se reprodujesen como los conejos. Suelen venir de Europa con unos durillos ahorrados y se hacen millonarios invirtiendo en este país que se malvende de pura hambruna. Primero unas acciones en telecomunicaciones, después un hotelito aquí, una extorsión allá, una especulación hecha con gracia… y a descasar, ya pueden los señores dedicarse al sueño que siempre acariciaron: el mundo del espectáculo. Pero en serio, créanme, la dirección artística es una cosa y otra muy distinta estar podrido de dinero y venir aquí, al que probablemente sea el culo de Europa (yo no lo niego), a volver locos/as a bailarines, cantantes y acróbatas. Tienen ustedes muy poca capacidad creativa, no les miento cuando les digo que el kitsch ya pasó de moda.
No me obliguen por dios, no me hagan desearles ingratas impotencias y forúnculos en desafortunados lugares de su anatomía, inventar deshonrosas profesiones a sus progenitores, enviarles males de ojos, maldiciones, blasfemias y condenas varias. No lo hagan porque si resulta que los indios tienen razón y la rueda del karma gira para todos/as se me va a volver para atrás y me van a faltar reencarnaciones para subsanar los daños.
Por cierto, regla número uno de las ciencias empresariales y del puto capitalismo que tanto ustedes defienden: si una función se anula por falta de público a la plantilla hay que pagarle, por eso son ustedes los que más ganan, porque son los que arriesgan, si arriesgamos todos/as entonces todos/as somos empresarios/as y el asunto se convierten una cosa que se llama cooperativa. Pero no digamos esas palabras que se ponen ustedes nerviositos.
Por cierto… a quien pueda interesar, mi exjefe no hace más que llamarme rogando clemencia …sisepudra.
Deja que vaya yo p'allá. Deja tú que vaya. Se vananterá. Ea. Po voy p'allá.
Qué ganas tengo de que llegues. Han abierto debajo de casa un restaurante donde hacen un cuscus de caerse patrás. Ya verás, ya.