La Universidad, otro espacio masculino

Las feministas caemos mal. Se liga poco siendo feminista y no queda bien definirte como tal en público. Reivindicar con vehemencia y pasión los derechos de las mujeres (si eres mujer) es signo de histerismo. Reivindicar cualquier cosa con vehemencia y pasión, si eres hombre, se entiende como un signo de carácter. Las instituciones, en España, se nos han quedado atrasadas. Hoy no voy a hablar de lo mal que estamos las mujeres en Marruecos por tres razones:
1ª Porque es obvio.
2ª Porque basta ya de mirar la paja en el ojo ajeno.
3ª Porque la situación legal en España es mucho más favorable para la mujer que en Marruecos y, sin embargo, en la práctica, las diferencias no son tantas como parecen a simple vista.
Así que hoy quiero hablar de la nefasta situación de la mujer en España. Por tres razones:
1ª Porque al parecer no es tan obvio como yo creía.
2ª Porque soy mujer y española.
3ª Porque un profesor de la Universidad de Huelva me ha tocado las narices.
Dice este profesor, refiriéndose y recomendando unos textos de Glen Doman, que las mujeres somos las responsables de que esta nueva generación de niños se esté criando en manos de las canguros. Dice así mismo que lo mejor que podríamos hacer es dejar nuestros empleos y dedicarnos a criar personalmente a nuestros hijos/as ya que, además, nos ahorraríamos dinero.
Por favor, que nadie me diga eso de yo sé lo que este hombre quiere decir, porque como soy una feminista bastante histérica puedo incluso llegar a perder la compostura. Claro que es un problema que los/as niños/as se estén criando sin la presencia de los progenitores, pero quizás la solución sería que los padres colaborasen de manera igualitaria en las tareas domésticas y una disminución en el consumo que nos permitiera a las personas, de ambos géneros, poder tener trabajos de media jornada (si antes una familia vivía con un solo sueldo ¿Por qué hoy día no bastan dos?). Aunque lo que yo me pregunto realmente es ¿Hace falta que dé mi opinión sobre este texto? ¿Hace falta que explique dónde está el planteamiento machista del mismo? Si digo que me indigno cuando leo este libro (¡universitario!), escrito en todo momento en masculino y refiriéndose a las personas el 100% de las veces con el mal llamado término genérico “hombre” ¿Soy una histérica? Es que me canso, en serio ¿Cómo voy a entrar en un debate ya tan obsoleto y superado (creía yo) al menos institucionalmente? ¿Cómo es posible que la Universidad de Huelva permita que ese tipo de cosas estén escritas en textos considerados básicos para ciertas asignaturas? Y lo peor de todo es que no se trata de una excepción. Aún no he dado con un libro de los recomendados (u obligados) por el profesorado en los que no se utilice un lenguaje excluyente para el género femenino y en los que los contenidos no caigan continuamente en estereotipos sexuales.
Queridos/as míos, hoy estoy que muerdo por motivos de discriminación sexista. Y sé que eso queda muy mal y que hay incluso a quien le hace aflorar una sonrisa piadosa y paternalista, pero es lo que hay. Al/a la que le moleste la imagen de una mujer alterada, que mire para otro lado.

Feliz día de la mujer a todos/as

Manifestación feminista en Turquía

Lamento muchas cosas. Lamento de veras que muchos hombres entiendan el Día Internacional de la Mujer como un Día Internacional Contra el Hombre. Siento mucho que aún haya quien crea que feminismo es el término antagónico de machismo. Me pone triste y me cabrea, escuchar decir eso de las mujeres del primer mundo ya lo tenéis todo conseguido porque considero tal afirmación insultante, sexista, xenófoba y, sobre todo, falsa. Lamento que haya quien piense que el Ministerio de la Igualdad es un ministerio creado para discriminar al hombre. Creo que es una pena que haya quien crea que los problemas de las mujeres en España no son urgentes y pueden esperar. Siento mucho ver que poquísimos hombres han sabido celebrar este día como se debe: con alegría, camaradería y reflexión.

Pero también celebro. Celebro la complicidad entre las mujeres y celebro que haya hombres capaces de apreciarla, admirarla y compartirla. Me gustan los hombres tiernos, me gustan los hombres rudos, me gustas las mujeres valientes, me gustan las mujeres con miedo. Porque me gusta y celebro que cada cual, independientemente de su sexo, pueda ser uno/a mismo/a. Celebro el Día de la Mujer porque soy mujer y porque soy feminista y me gustaría hacerlo con todos/as aquellos/as que cada día del año dirigen sus esfuerzos a que desaparezcan las injusticias entre los géneros. Hoy celebramos todos los logros y también los esfuerzos de todos/as aquellos/as que creen en la igualdad entre hombres y mujeres.

Fotografías de Varuna Mateo para el Día de la mujer

Con motivo de la celebración del Día internacional de la mujer, se celebrará en Valencia una exposición colectiva de fotografías. En ella participará mi amiga y gran fotógrafa, Varuna Mateo.
Os dejo parte del reportaje que realizamos la semana pasada. Algunas de estas fotografías son el trabajo que dicha artista aportará al evento.
Ha sido un placer ser retratada por ti, Varu, te doy las gracias por haberme dado la oportunidad de participar y te invito a que dejes los datos de la exposición (fechas, lugar, etc…).
Un abrazo a todos/as.

Sobre la situación de la mujer en Marrakech en general y sobre la de las putas en particular

El tema en cuestión daría para un blog entero, de manera que he decidido dedicarle un post algo más largo de lo normal.
Para hablar de prostitución (femenina) debemos hablar de la situación general de las mujeres en Marruecos. El analfabetismo, la falta de formación profesional, la pobreza, las diferencias salariares, el machismo en general, la actitud de Europa y una moudounana (ley de la mujer) completamente injusta, hace que un sector femenino se vea a menudo empujado sin más opciones a dedicarse a la prostitución, actividad, por otro lado, perseguida por la ley, detonante de un absoluto rechazo social y sometido en la mayoría de los casos, a la ley de las redes mafiosas y al chantaje policial sistematizado.
Cuando una mujer se divorcia en Marruecos tiene derecho a una pensión (mínima y ridícula) sólo si ha hecho la separación de bienes. Los/as hijos/as pasan automáticamente a su cargo y por si esta situación fuera ya poco difícil de sobrellevar, la mujer deberá enfrentarse a un fuerte rechazo social. Además muy frecuentemente viene repudiada por la familia. En el caso de contar con una formación profesional (cosa bastante inusual, aunque bien es cierto que cada vez son más las jóvenes que estudian) la mujer podrá acceder a un puesto de trabajo más o menos digno (el sueldo medio en Marruecos es de 390 euros mensuales). Si carece de formación entonces puede hacer cuatro cosas:
1. Mendigar.
2. Volverse a casar (en muchos casos esta opción significa tener que abandonar a los hijos del primer matrimonio en un orfanato).
3. Trabajar de limpiadora por sueldos que apenas llegan a los 200 € mensuales.
4. Prostituirse.

Mola ¿no? Me voy a centrar en los puntos 3 y 4 porque son en esos dos donde los/as europeos/as participamos:

Empleadas de hogar: ¿Habéis escuchado alguna vez la expresión cateto jarto pan? Pues define a la perfección a una gran parte de la población francesa y española residente en Marruecos. Son europeos que se dedican a hacer aquí lo que no se pueden permitir en su continente de origen porque allí es más caro o ilegal. Me encanta ver lo políticamente incorrecta que me estoy volviendo, cada vez estoy más bruta. Pues eso, las señoras se hacen la cirugía (para así tener un culo caro y una cara de culo), y los señores juegan al golf, tienen chofer y se van de putas. A todos ellos les limpian las casas mujeres marroquíes a cambio de sueldos verdaderamente vergonzosos y en muchísimas ocasiones ni siquiera los irrisorios derechos laborales dictados por la ley marroquí vienen respetados.
Prostitutas: La clientela de las prostitutas en Marruecos es muy variada: europeos, marroquíes, casados, solteros, religiosos, ateos, viejos, jóvenes… Incluso pobres y ricos ya que la mal llamada prostitución de lujo en Marrakech no es tan elitista como su nombre puede indicar. En esta ciudad todo lleva un nombre que despista y las putas también. Las chicas de M. (local de moda del centro) viven bien, pero nada más, tienen un apartamento pequeño y coqueto y sus hijos no pasan hambre, para de contar. El empresario de M. en cambio es millonario, como el empresario de T. o el de B. (casi todos europeos… un día que me coja con los cables cruzados me voy a dejar de iniciales y entonces se va a cagar la burra). También hay estupendos beneficios para los hoteles de lujo (esos sí que son de lujo), para la policía, que siempre saca tajada, para los taxistas y, en general, para toda la sociedad que, por la mañana, parece no acordarse de lo que ocurrió en las calles de Marrakech la noche anterior, y niegan a las putas el saludo, el acceso a las peluquerías de las señoras respetables, etc. También la cosa es conveniente para los turistas, por supuesto. El españolito de a pie, en lugar de aprovechar su estancia en Marruecos para ayudar a esas mujeres o para traer ayuda humanitaria o para realizar cualquier gesto solidario por pequeño que sea, se divierten aprendiendo el arte del regateo ahorrándose así unas monedas en el servicio sexual que se solicite. Los precios van de los 12 a los 50 euros. De ahí descuenta el bakshish (soborno policial) y lo que se lleva el chulo o el empresario… vamos, que el polvo le sale caro sobre todo a la chica. Las enfermedades de transmisión sexual son un ir y venir. Ellas lo saben pero no siempre están en situación de poder exigir protección. La doctora A. R., que trabaja para una asociación de prevención del SIDA, hablando del contagio al que se exponen las prostitutas cada día en Marrakech, me dijo una frase que creo es una buena manera de terminar este post: ¡Dios mío! ¡Lo que una mujer se debe dejar hacer en este país para poder salir adelante!

El sexo, otro mundo masculino

A mí me gusta el sexo. Supongo que ni más ni menos que a cualquier persona. Me gusta y ya, tampoco vamos a montar una feria. Por otro lado soy feminista de convicción y acción y por todo ello os digo una cosa: ando francamente preocupada por la salud sexual de nuestra sociedad.

¿Cuántas veces las mujeres tenemos que escuchar decir eso de: …bah, venga ya, a las tías no os gusta el porno? No me gusta esa frase, no me gusta tampoco el tonillo con la que la suelen decir porque es un tonillo que viene a significar aquello de todo lo que no se ajuste a la sexualidad masculina es frígido, ñoño y demasiado romántico para ser divertido. La cuestión es: cómo va a gustarme el porno si cada vez que me siento a ver una película las mujeres son calificadas de zorras, guarras, putas… si en internet los títulos de las webs de sexo suelen ser cosas como petardas, salidas, puritanas, babosas y un largo etc. de adjetivos peyorativos punto com. Cómo voy a consumir porno si las historias tratan de mujeres ansiosas de cumplir los deseos masculinos cual esclavas entregadas a sus amos, si la sola parte del cuerpo de los hombres que aparece en las fotos suele ser el pene, si la historia acaba siempre con la eyaculación masculina, si no se respetan los tiempos de excitación reales de las mujeres. Cómo me va a gustar el porno si está hecho para disgustarme y para disgustar a cualquier mujer. Quiero consumir porno y no puedo porque prácticamente todo está dirigido a hombres.
La vida sexual de nuestra sociedad va regulín. La desigualdad aflora por todos sitios. Los piropos que recibe una mujer por las calles de ciudades tan retrógradas en el arte de la seducción como (por poner un ejemplo y sin que nadie se me ofenda) Marrakech, Madrid o Sevilla, hacen siempre referencia a valores de inferioridad y suelen tener matices tremendamente paternalistas… de los groseros ni hablo. Petite gazelle, me llamaron ayer por Gueliz a pesar de que mi estatura (1,75 m.) hacía parecer Torrebruno al cutre-don-juan. Niña, es en cambio el término favorito para los patéticos, vulgares y poco originales piropeadores españoles. Quisiera yo medir mi madurez mental con la de cualquiera de ellos.
También el mundo sexual pertenece a los hombres, como el laboral, el político, el comercial, el nocturno… ellos han impuesto un ritmo, un mercado, unas pautas a seguir y esto me cabrea. Durante mucho tiempo intenté ir adelante con la idea de que no ofende quien quiere sino quien puede pero hoy ya estoy cansada de gastar energía en ignorar agresiones verbales, gráficas e incluso físicas. La dignidad la podemos llevar muy dentro de nosotras pero es justo también poder llevarla fuera y no tener que andar camuflándola con indiferencia.

En el título de esta entrada quería insultar a alguien con una palabra malsonante pero es de mala educación así que pongo esto

Mi jefe me mira siempre de soslayo, con media sonrisa. No es una sonrisa picarona porque no tiene doble sentido (tiene un cerebro de esos de canal único, bastante aburrido por cierto). Me mira de soslayo, digo, y cuando le hablo de cosas del curro, cosas con su importancia y su seriedad, se sonríe más y me dice que vengo muy guapa o que qué vestido más bonito. No me suele contestar a lo que le pregunto y no me pregunta nada. Sólo me mira de soslayo y me dice que soy la imagen perfecta para el sitio que regenta.
Mi compañero de trabajo es muy feo. Mucho. El otro día trabajamos para un evento privado. A la gente no le gustaba el jazz. No entiendo por qué me llaman para cantar en sitios donde la gente no quiere oír jazz. Era todo un murmullo, algunas risotadas y cero respeto e interés por nosotros/as, los/as artistas, llamémonos así. En esos momentos siempre me acuerdo de mi amiga Montse que es prostituta y habla a menudo de la definición de dignidad laboral. Qué razón tienes, querida. Como os decía el público no se callaba pero a un cierto punto me pillé el inalámbrico y fui mesa por mesa cantando por Weill que te cagas de bien (modestia aparte). A medida que entraba en calor me paseaba con mis pieles sintéticas rosas, mis zapatos con moña y mi peinado años veinte, cual diva de cabaret putañero. Me he currado mucho el personaje. Homenajeaba yo a las chicas del barrio donde me hallaba, Hivernage, barrio las putas de Marrakech, barrio también de los hoteles de 5 estrellas, barrio además donde se concentran más virus del sida por metro cuadrado (debido al intercambio de fluidos sin látex que se ejerce encima de mi cabeza y de las de los clientes, mientras canto por Weill, en las plantas de arriba de los hoteles y restaurantes). Mi compañero es muy feo, como os decía. Yo en cambio esa noche parecía la reina de kitsch y de las putas, con mis pieles rosas, mi voz penetrante (porque Weill me deja siempre sin aliento) y mi homenaje interno a las chicas sacrificadas del Marruecos de Zapatero y Mohamed. Yo estaba radiante, que todo hay que decirlo, coño, la gente se callaba en cuanto me veía pasar y algunos llegaron a aguantar hasta 20 segundos sin hablar. Mi compañero (el feo) me dijo que no me creyera que era por cómo cantaba, que la gente me miraba porque yo era muy guapa, pero nada más. Le di las gracias por el piropo porque era lo que él esperaba.
Ahora sin metáfora, ni ironía, ni nada por el estilo… así, a palo seco: mi jefe y mi compañero de trabajo son dos machistas.

Cabreo al femenino

No sé si el hecho de vivir en Marruecos me ha hecho reflexionar de una manera diferente a la que solía hacerlo. Sin duda alguna mi experiencia en este país ha hecho que vea la vida de una manera mucho más intensa. Me río menos, lloro más, pero cuando lloro y río lo hago con más conciencia acerca de qué es la risa y qué es el llanto. Nací en una ciudad donde estar mal anímicamente se ve feo y crecí pensando que apretar los dientes y hacer como que nada pasa es una buena actitud contra la satánica depresión.
Ahora ya no, ya puedo estar todo lo triste que necesite. Ese ha sido un gran paso adelante en mi vida.
Todo esto os lo cuento para reflexionar sobre un tema que debería preocuparnos mucho más de los que nos preocupa: el feminismo. ¿La situación de las mujeres en Europa y en África es realmente tan diferente?
Hay algo que tengo muy claro: si un sector de la sociedad es reprimido sólo si ese mismo sector mueve el culo habrá posibilidades de que las cosas cambien. Es ahí donde radica la diferencia entre la situación de las mujeres en Marruecos y la que tenemos en España: el cabreo generalizado de las españolas frente a la resignación de las marroquíes. Por lo demás no creo que podamos venir aquí a dar lecciones a nadie de feminismo e independencia.
La vida de una mujer sigue interesando menos que la de una víctima del terrorismo incluso si las cifras de muertes no pueden ni siquiera compararse. Cada semana mueren dos mujeres a manos de sus parejas pero no siempre estas noticias son primera página.
Os dejo enlaces de la prensa de hoy. Gracias a nuestro cabreo generalizado hemos conseguido primera plana en El País. Solo nosotras podemos conseguir que las cosas cambien. He aquí la historia de muchas mujeres víctimas valientes de la situación de desigualdad. Son tres historias muy diferentes pero las tres tienen como protagonistas a las mujeres:

La noche, un espacio masculino

La otra noche me monté en un taxi en el que ya había dos clientes (aquí se comparte todo). Salam maleicum, dije, lo que provocó una carcajada en el conductor, di mejor “bon jour” porque pronuncias muy mal el árabe. Le dije que el francés tampoco era mi lengua materna de manera que con total seguridad pronunciaría igualmente mal el “bon jour”. El tipo siguió riéndose de mí, su tono era de condescendencia, siempre siento que ciertos hombres (no sólo los marroquíes) me hablan como si fuera subnormal, con media sonrisa, como sin quererme tomar en serio. Creo que les bloquea su propia inseguridad. Ese señor no puede soportar que una mujer salga de noche, sola, maquillada y con escote, tome un taxi y lo pague con el dinero que gana trabajando. Es tan sencillo como eso. Su retahíla en árabe no se me escapó, el dariya no es tan difícil al fin y al cabo. No me gustan las mujeres vestidas así, le decía al usuario que iba sentado detrás, a mi lado, prefiero las que llevan una simple chilaba y un hijab. Claro que las prefieres, cabrón, pero los subnormales como tú terminaréis extinguiéndoos y, en cualquier caso, ¿Por qué me pediste que me sentase a tu lado en cuanto nos quedamos solos en el taxi? ¿Por qué me preguntaste si estaba casada? ¿Por qué me decías que era guapa? Quizás los escotes, al fin y al cabo, te gusten más que los hijabs. Estoy cansada de hipócritas puritanos, de que me cobren el doble de la tarifa habitual por ser blanca, de que me insulten y me amenacen si me digno a replicarles. La otra noche uno se bajó del taxi y me persiguió calle abajo insultándome y escupiéndome. Llegué a casa temblando.
Ahora llamo a un chofer de confianza que me viene a recoger y me lleva de puerta a puerta. Me cubro con una gabardina y me quito los pendientes largos antes de salir a la calle. Aquí una cantante es una prostituta y por tanto una mujer sin honor y digna de humillación y faltas de respeto.
Pero lo que más tristeza me produce es darme cuenta de que en mi propio país, España, las faltas de respeto a las mujeres son gemelas a las de aquí. Cada semana muere una media de dos mujeres a manos de sus parejas y el número de las maltratadas es casi imposible de calcular. En ciudades tan auténticas como Sevilla o Madrid se sigue practicando el vejatorio arte del piropo y los señores condescendientes de los que antes hablaba están por todos lados.
Este sigue siendo un mundo de hombres. Las únicas diferencias que encuentro entre Marruecos y España están en las actitudes de las instituciones y en las de las propias mujeres, aquí completamente sometidas y resignadas.

Necesito superpoderes

Ayer visité el orfanato de B. G., zona intensita donde las haya. En ese barrio me siento viva, no puedo evitarlo, me va la marcha. Era mi primer día como profesora de un taller de teatro y música para diez huérfanos de 9 a 11años. No hablo árabe, ellos no hablan francés. Me dijeron que la edad de los niños sería de 4 a 7 y preparé actividades para críos de esa edad (cambia muchísimo, creedme). El suelo estaba tan sucio que era casi imposible hacer los ejercicios de expresión corporal, los críos estaban muy sucios también, olían muy mal (pero muy, muy mal) y se pegaban entre ellos, me pasé el tiempo separándolos hasta que llegó la “intérprete”, otra huérfana (de unos 17 años) que sólo habla árabe. No voy a saber hacerlo, me dije, y quise salir corriendo de allí (os acordáis la sensación del primer día de escuela, cuando suplicabais a vuestras/os madres/padres… no me dejes aquí, me quiero ir a casa… pues poco más o menos así estaba yo). Al final tuve que comportarme como una adulta y quedarme. Qué difícil es ser mayor cuando por dentro se es chica.

Esto va a ser muy complicado, pero ayer conocí a Isabella, una francesa que no vive en Gueliz y que sonríe y aprieta fuerte la mano al presentarse ella misma. Y los niños también sonreían y me dieron besos al despedirnos y se rieron cuando nos revolcamos por el suelo polvoriento, cual croquetas rebozadas en pan rallado, con la música de Satie volando por el aula. Y cuando sonó Wagner un niño dijo que esa canción era la canción de la peli de Batman.