Concierto en la Fiesta Primavera Feminista

Quería invitaros a participar en la Fiesta Primavera Feminista organizada por el colectivo Setas Feministas (al que tengo el honor de pertenecer). Será el próximo sábado a las 17h. en CSOA La Huelga, c/ Muro de los Navarros 38. Como podéis ver en el cartel, las actividades del evento incluyen una actuación mía con mi compañero de fatiguitas musicales y queridísimo amigo, José del Valle, flamenco y gaditano. No digo más. De hecho os dejo un retrato de José para que os hagáis una idea de lo que va el tema con mi compinche. Si os lo perdéis es porque no tenéis ni cordura ni sensatez.

Ni dios, ni patrón… ni marido


Odio hablar de David como “mi marido”. Ni es mío, ni el papel que tuvimos que firmar en EEUU para que no me echaran del país hace seis años significa lo más mínimo para nosotros. Por eso mi-marido no se parece nada al señor con el que duermo cada noche. Una vez me gustó, creo recordar, pero ya se me ha pasado (lo de mi-marido, digo, David me pone aún, mucho).

Me quiero divorciar. Venga, se lo digo desde aquí: ¿Nos divorciamos? Porque pienso ¿Cómo puede una estar casada con semejante bombón? ¿Cómo puede una desprestigiar una relación como la nuestra llamándola matrimonio? Mi señor esposo está demasiado bueno para ser eso, un esposo. Y las cosas que nos hacemos no pueden tener nada que ver con esa institución de canalización sexual y control social que es el matrimonio. Vamos a ver, es que no puede ser un marido uno que te regala dos vibradores (uno para mí, otro para otra señora) deseándonos que los disfrutemos juntas y sin pedir a cambio nada, ni siquiera mirar. No, eso no es un marido, eso será un feminista, un guarro, un compañero de vida, un amigo, un degenerado, un animal, uno que piensa, o un hombre que en realidad no existe… quién sabe si no lo estoy volviendo a hacer. Con 4 años tenía un amigo imaginario.

Hoy leía sobre las sufragistas inglesas y me preguntaba cómo sería el no poder votar. E inmediatamente después supe, sin habérselo preguntado, que en el caso de vivir esa situación David y yo nos alternaríamos: sé que él acudiría a votar de forma alterna cediéndome su decisión electoral en la mitad de las ocasiones. Unas elecciones para él y otras para mí. Es lo justo. Votaría en mi nombre, sin duda alguna. Nunca lo he hablado con él pero estoy segura de que lo haría porque lo he visto renunciar a muchos privilegios que el patriarcado le ha otorgado por ser hombre para que yo pudiese acceder a derechos que el mismo sistema me ha quitado por ser mujer. Una vez que se cruza el umbral de mi casa las cosas son diferentes, por eso este mundo se me hace a veces tan cuesta arriba. Estoy acostumbrada a lo bueno. Mi hijo lleva mi apellido porque yo quise y porque David debió pensar que el mundo necesitaba más niños con apellido materno.

La cuestión es que mi casa es una especie de microsistema igualitario, algo así como una utopía que jamás pensé que fuera posible construir. Y no hablo de amor romántico, hablo de respeto mutuo y de libertad.

J. N., agresor callejero

La agresión ocurrió hace unos días en la puerta del restaurante donde este “señor” trabaja. En el momento de la agresión él se encontraba realizando tareas de limpieza en las cristaleras de dicho local. La agresión no fue verbal, J N realizó un gesto soez mientras yo pasaba. Lo puse de vuelta y media llamándolo sinvergüenza y pidiéndole explicaciones que, obviamente, no me dio. Se limitó a esconderse detrás de la esquina. Estos tíos, además de guarros, son bastante cobardes.

El destino volvió a unirnos esta tarde en mi barrio, manejaba una bicicleta. Lo paré e intenté fotografiarlo de frente pero se dio el piro. Él mismo se identificó como J.N.

Por desgracia la foto no es muy buena. Tiene el pelo moreno teñido con unas horribles betas rubias y mide 1,70 aprox.

Vídeo de las Indignades para el 8 de marzo

Este es el vídeo que las Feministes Indignades han hecho para el 8 de Marzo, Día de la Mujer. Es de lo mejor que he visto este año en convocatorias. Sin duda Barcelona es la ciudad con la mejor comisión de feminismos de España dentro del 15 M. Son las que más y mejor trabajan. Toda mi admiración, perracas.

Por cierto que el vídeo ha sido censurado ya en Youtube y Vimeo.

http://www.caladona.org/videos/este8demarzo.wmv

Basado en hechos reales

El problema es que hay muchos hombres que confunden el estar enamorados con un ataque epiléptico.
El problema es que hay muchos hombres que confunden el estar excitados con el estar desconcertados.
El problema es que casi todo el mundo, hombres y mujeres, pero los hombres más, confunden el estar enamorado con el querer tener una relación estable de las de compartir alquiler y alternarse el bajar la bolsa de la basura.
El problema es que los hombres piensan que si una mujer es bisexual debe ir al psicólogo a mirárselo (repito que todo esto está basado en casos reales).
El problema es que cuando una mujer dice no, los hombres, por alguna extraña razón, entienden sí.
El problema es que cuando una mujer dice «muerte al imperio del falo», los hombres, por alguna extraña razón, entienden «muerte a todo aquel que tenga un falo».
El problema es que cuando una mujer dice a un hombre que su presencia le crea ansiedad, el hombre en cuestión, por alguna extraña razón, entiende que ella siente ansiedad ante la totalidad del universo y que por tanto debe ir a un psicólogo a mirárselo.
El problema es que los hombres todavía no saben que las feministas luchamos también por su liberación.
El problema es que las mujeres todavía piensan que necesitan a los hombres.
El problema es que los hombres quisieran mujeres independientes pero no tanto.
El problema, como dice Ziga, es que las mujeres todavía no hemos aprendido a ir al baño a follar un ratito con una amiga y volver a la barra a seguir divirtiéndonos sin más.
El problema es que, a día de hoy, el 90% de las personas (hombres y mujeres) piensan que feminismo es el término antagónico de machismo (a estas alturas).
El problema, nenas, es que la mayoría de vosotras no ha probado el sexo lésbico.

Walking home /Caminando a casa por Nuala Cabral

¿Cuánto tendremos que esperar las mujeres para poder compartir de forma paritaria el espacio público? ¿Cuándo los machos dejarán de aprobar o desaprobar nuestros cuerpos, los cuerpos de las desconocidas? ¿Hasta cuándo soportar la demostración de poder que significa una mirada soez, un comentario evaluador de tu forma de caminar, de tu forma de vestir, de tus formas…? ¿Cuál es la actitud que me hace menos vulnerable a esa agresión diaria? ¿Ignorar el agravio? Es decir ¿Fingir una aparente normalidad, teatralizar una serenidad que no existe? ¿O debo quizás enfrentarme a ello de manera agresiva perdiendo así por completo toda mi tranquilidad, renunciando a mi paseo libre, a mi vestir como me salga del coño?

Da igual. No importa cómo me responda a estas preguntas porque la respuesta, la única que verdaderamente me hace entender como están las cosas, es que haga lo que haga una mujer en la calle está sometida a traicionarse a sí misma en cada esquina.