Fotografía de Miguel DomínguezY aún más me gusta sentirme voluptuosa, sensual, generosa y feliz sin tener dueño.
Fotografía de Miguel Domínguez
La línea que separa lo cultural de lo religioso es fina y afilada. No me gusta que me vistan al niño de costalero y mucho menos sin mi permiso y menos si es dentro del horario escolar y menos aún en un centro de enseñanza pública. No me gusta, mire usted. Y otra vez mi vehemencia y el dar la nota y es que el mundo que yo tengo en la cabeza es tan diferente del que me encuentro todos los días después del desayuno que a veces no doy crédito. Pero, de verdad ¿Tan difícil es?¿Tan complicado resulta entender que el/la que tenemos delante es diferente a nosotras/as?¿Tanto chirría una piel de tonalidad oscura, unos ojos rasgados, un velo, un señor que ama a otro señor o una madres que, simplemente, no quiere ver a su hijo vestido de alguien que se tortura el cuerpo por fe? Dice la señora directora que mientras que ella esté al mando no entrará una niña con velo por la puerta del centro pero que cruces al cuello sí, todas las que queramos, y dice también que si interpongo una reclamación en Delegación por lo de la procesión ya se encarga ella de anular una por una todas las celebraciones, que si no se celebra la Semana Santa no se va a celebrar nada, ni carnaval, ni fin de curso, ni nada de nada.
Ayer visitamos la sala de urgencias del hospital infantil. Andaba yo en el coche, camino del lugar, entre un tráfico infernal, con mi niño detrás a 39,5 y subiendo y, sin exagerar, porque ya venimos conociéndonos las angustias maternales y yo y además porque lo de la abnegación nunca fue conmigo, sí debo admitir que el pellizco en el estómago y la falta de sonrisa me acompañó durante parte del trayecto. También anduvo por ahí el sentimiento de culpa por qué lo obligaría a comer yo ayer, no debí mandarlo al cole… y demás etcéteras. Me pregunté muchas cosas ayer noche, en ese hospital, viendo a Iván ya sin fiebre y diciendo con insistencia y energía repetitiva cuándo volvemos a casa, viendo pasar a la traqueotomizada, al hidrocefálico, al recién nacido-recién operado, oyendo los aullidos del pequeño de la consulta 2… y sobre todo viendo a sus madres y padres sin el derecho a derrumbarse ante la que es sin duda la situación más dura en la que la vida puede ponerte: ver sufrir a tu hijo/a.
Miro a Iván, le extiendo los brazos y le digo: ven con mamá. Y él viene, por su propio pie, sonriendo y feliz.
Es sólo un poco de tos.

PD: QUé bien dice Cidinha Campos la palabra cinismo, me ha emocionado.
Este post va a resultar cortito. No está mal para una vuelta a lo introspectivo.
Me estoy quitando el miedo.
Este es el aspecto de la web www.anonops.net
Últimamente me ha dado por pensar en los masones (los de verdad, los antiguos, no los de ahora) esos que consideraban la cultura y la ciencia un arma tan poderosa com
o peligrosa. Ellos decían que el saber debía ser dosificado y distribuido entre el pueblo a una velocidad a la que pudiese ser asimilada de forma pacífica. Saber es poder. Saber es joder. Pues que se jodan, todos/as: Clinton, Obama, Zapatero, Moratinos, Berlusconi, Gadafi, Chaves, Putin ¿Sigo? Lula, Sarkozy, Pallin, etc. y ahora también VISA, Mastercard, Paypal, el banco Suizo y todo aquel que le ha llevado la contraria al angelito de la guarda de la transparencia internacional, al que con cara de modosito y una organización de pocas decenas de personas ha puesto en evidencia todo el secretismo de estado internacional, San Julian Assange. Que la prisión te esté siendo leve, compañero.
Los masones tenían razón. Hemos aprendido a usar el conocimiento de manera peligrosa y lo hacemos en zapatillas de estar por casa. Yo me contento con este blog y con Facebook pero los piratas de verdad son capaces de reventar las webs más blindadas y son dueños y señores de la situación gracias a su anonimato.
Como dijo Sabina, de entre todas las vidas yo escojo la del pirata cojo… quiero ser una hacker ¿Cómo se hará eso?
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