
¿Nos hace ridículos/as la vehemencia? Lo que sí que es seguro es que nos hace incómodos/as. A veces me pregunto si no debería amoldarme a las circunstancias. Tengo una manía: me ha dado por creer que es el mundo el que está hecho de plastilina y no los seres humanos y ahí ando, desde los 14, pico y pala, intentando cambiar las circunstancias en lugar de adaptarme a ellas. Con los años he aprendido a reconocer a los/as envidiosos/as, que combinan a ratos la admiración con la frustración y te arrojan luego la burla en forma de miedo disfrazado de cinismo. Pero esas personas no me preocupan. Las que me dan que pensar son las que quizás lleven razón, las que se toman las cosas con esa distancia del no es para tanto, la vida son dos días. En cualquier caso no hay mucho donde elegir y si lo hubiera yo seguiría en este camino. Por cabezona, supongo. O quizás también por seguir el ejemplo de quienes entre el deber de ciudadanos/as y el de seres humanos nacidos con la obligación de apreciar el regalo de la vida, escogieron lo primero. Porque la verdad, esta vida, tal y como está, no hay quien la digiera y ni mucho menos quien la disfrute, así que sigamos enfadándonos, aunque se rían de nosotros/as.
PD: QUé bien dice Cidinha Campos la palabra cinismo, me ha emocionado.