Procesos de indignación cotidianos

roma-para-minusvalidos1En el coche buscando aparcamiento. Iván, desde el asiento de atrás, lee en voz alta:
—A-par-ca-mien-to-re-ser-va-do-a-mi-nus-vá-li-dos… Aparcamiento reservado a minusválidos… Minusválidos… minus… válido… minus… ¿Minus? ¡MINUS! ¿MINUS DE MENOS? ¿Menos válido? ¿Qué? ¿Una persona es menos válida por ir en silla de ruedas?

Inicia su proceso de indignación política. La familia ya está acostumbrada pero igual nos encanta volver a presenciarlo:
—¡Qué mala educación! ¡Decirle eso a alguien sólo porque no puede andar! Pues ¿sabéis que os digo? Que el “minus-valido” es el que se inventó la palabra.

El padre muerto de risa, en inglés para que él no se entere:
—Algo debemos estar haciendo bien, tía.

Pasan los días y de vez en cuando se acuerda:
— Muy bien, vale, pues por esa regla de tres Stephen Hawking es un ultra-válido ¿no? Porque es más inteligente que mucha gente que yo conozco.

Siguen pasando los días, la indignación continúa pero ya más asimilada. Se planta en una silla de la cocina:
—¡Oh! Soy un pobre mayusválido en su silla sin ruedas. Ayudadme, que puedo caminar.
Se descojona sólo. Y así.

El padre que te ha tocado

darth-vaderNadie necesita ser maltratado para aprender algo importante. Nadie necesita ser maltratado para nada. Nadie merece ser maltratado, punto.

Ningún aprendizaje justifica ni hace merecer la pena un maltrato. Otra cosa es la capacidad humana de saber sacar partido de las situaciones más dolorosas para volverlas, en la medida que nos es posible, a nuestro favor. El dolor es una fuente de aprendizaje grande, una de las más grandes, necesitamos el dolor para crecer, pero no necesitamos el maltrato. El dolor y el maltrato no son la misma cosa. La vida nos ofrece muchas oportunidades de vivir el dolor con intensidad sin necesidad de exponernos a humillaciones, vejaciones, palizas o cualquier otro ejercicio de control y de violencia sobre nuestras vidas y nuestros cuerpos.

Y si esto que digo es válido para todas las mujeres maltratadas del planeta entonces también lo es para todas las criaturas menores de edad.

El conocimiento de nuestro origen nos trae sin duda cosas positivas, pero no puede justificar un maltrato.

Por eso no creo que esté bien decirle a nuestras criaturas:

-“Este fin de semana tienes visita con tu padre. Ya sé que él te va a tratar mal pero es importante que vayas con él para que sepas quién es”.

-“Es tu madre, la que te ha tocado, y mientras antes te enteres de cómo están las cosas, mejor. Es lo que hay”.

-“Te tienes que ir con tu padre, aunque te maltrate, porque yo tengo que pensar en mí misma”. Como si de un ejemplo de liberación feminista se tratase. La liberación de las mujeres no justifica el maltrato de menores, NUNCA. Son dos cosas completamente diferentes.

Creo que, en cambio, que es mucho más respetuoso y honesto decirles frases como:

-“Sé que no quieres ir a ver a papá/mamá, sé que tienes miedo y si yo pudiera evitarlo lo evitaría. Pero no puedo porque si no te llevo nos separarían para siempre”.

-“Es horrible que tengas que pasar por esto cada semana y estoy luchando para evitarlo con todas las armas que tengo a mi alcance, pero no puedo hacer nada más”.

-“No te mereces el trato que te está dando, nadie merece ser maltratado de ese modo, pero recuerda que eres fuerte y capaz de defenderte”.

-“Este es el padre/madre que te ha tocado, pero ni tienes que aceptarlo ni el asumir su maltrato como normal es bueno para ti. Su maltrato es sólo inevitable en este momento de tu vida, pero no será siempre así. Es importante que sepas que cuando seas mayor podrás poner toda la distancia que quieras con él/ella”.

Por último quería decir que pienso cualquier decisión que una mujer con hijxs tome ante una situación de maltrato debe ser respetada: tanto si decide quedarse en casa para servir de escudo a sus criaturas como si decide irse y salvarse, al menos ella. Eso sí, no encuentro honestas las mentiras y la justificación del maltrato infantil en nombre de “el padre que te ha tocado”.

El desgraciado

rajoy-runner-croma-1280x852 Rajoy gana las elecciones porque la gente vota a personas que no les acomplejen, personas que no les generen envidia o inseguridad. Por eso Pablo Iglesias no termina de cuajar, porque es un «listillo muy leído» y a la gente no le gusta que le recuerden lo poco que leen. Por eso de vez en cuando veremos a Rajoy «corriendo» de manera esperpéntica, porque es necesario renovar la pena que genera. España es un país de acomplejados y envidiosos, nuestros presidentes, todos, han tenido siempre un cierto aire de perdedores que, más tarde, han intentado purgar: la pobreza de González vs. su actual ostentación de riquezas, la fealdad de Aznar vs. su actual vigorexia, el aire nostálgico de Zapatero que aún no se ha currado su alter ego maduro
(es pronto, dadle tiempo…). Los nuevos partidos, si quieren ganar, deben enfatizar más la chepa de Iglesias, bajarle los aires a Errejón y decirle que llevar la razón no es tan importante como él se cree y jamás poner a una mujer válida en primera fila porque esas, es
as
son las que más complejo hacen brotar en el resto de la población. Los nuevos machos de izquierda no tienen paciencia, quieren ser prepotentes a los 30 y eso es incompatible con ganar elecciones. Queridos camaradas, vuestros cojones van a tener que esperar a la jubilación, así ha sido toda la vida.

El Malaje

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Malajes

Hacer humor en Andalucía es un arte porque si fallas el chiste el término malaje te está esperando a la vuelta de la esquina.  En otros muchos lugares, en cambio, fallar el chiste se llama no poner límites al humor. Malaje, para que nos entendamos, es quien se cree gracioso pero  en realidad es un pesado, un inoportuno  y un inaguantable.

No estoy diciendo que en Andalucía no haya malajes, el hecho mismo de que exista un término para designarlos es prueba de que también aquí los sufrimos. La diferencia que encuentro, en cambio, con otras culturas es que en mi tierra ser un malaje se señala y se condena mientras que en otros lugares se llama “no poner límites al humor”.

En otro orden de cosas, como buena andaluza, estoy de acuerdo con que el humor no tenga límites, es lo único que nos va a permitir reconocer a los malajes. Lo que me rechina es que, una vez un señor blanco, hetero y de clase media, hace un chiste racista, machista u homófobo no venga tachado inmediatamente de malaje por toda la sociedad.

Hacer un chiste sobre el débil es muy fácil, lo hace cualquiera, hasta el repetidor abusón del instituto, ese que de inteligencia andaba corto (sobre todo de la emocional) y por eso suspendía. La genialidad en cambio es hacer un chiste sobre el poderoso y conseguir que todxs se rían, incluido el poderoso, dejándolo así desarmado

Lo que ocurre es que, hoy día, el poder en esta sociedad lo tienen los malajes y hay que ser muy valiente para reírse del repetidor de la clase, es mucho más fácil seguir humillando al miope, a la gorda o al maricón. En definitiva, hacer un buen chiste es cosa de valientes.

The Misandrist

ChDs13xU8AAohsFBruce Labruce no ha podido leer mi libro pero tampoco es azar que su próxima película y mi novela hablen de lo mismo. Esto es algo que va mucho más allá de una casualidad. Si vemos las óperas bufas de las décadas previas a la Revolución Francesa nos damos cuenta de cómo la violencia siempre es anticipada por la obra de arte a través del humor (Nozze di Figaro, Serva Padrona…) . Una revolución feminista violenta va a ocurrir. Nuestra generación aún no está preparada pero la desea y por eso solemos bromear con la idea, usar el chiste misándrico, el vídeo pasado de rosca o el humor agresivo de una novela, para exorcizar la frustración que nos genera el no ser capaces de salir a la calle a poner bombas en los bares un día de fútbol, Pero un día ocurrirá y nosotras, las mujeres del presente, con nuestro humor y con nuestras obras de de arte, estamos fraguando esa revolución. La historia se repite una y otra vez, basta echar la vista atrás para corroborarlo. Nuestra función, como generación, es ir elaborando la idea y empezar a transmitirla en forma de mensajes velados, subliminares, historias irónicas que parezcan grotescamente exageradas para los opresores pero que vaya legitimando a las mujeres a la autodefensa y a la lucha armada . Valerie Solanas fue la ideóloga de una idea revolucionaria que cambiará el mundo para siempre. Lástima no llegar a verlo. Suerte poder colaborar en la cadena.

https://www.kickstarter.com/projects/themisandrists/the-misandrists-a-movie-by-bruce-labruce?token=24636c4b 

El hermano de acogida

6a00d8341bfb1653ef01b7c768b81f970bHoy Y*** ha tenido visita con su otra madre. Al llegar al punto de encuentro, justo antes de bajar del taxi, Iván se ha dado cuenta de que la mamá de Y*** estaba en la esquina y me ha avisado disimuladamente, sin que su hermana se percatara. Gracias a eso he podido decirle a la peque que entrara en el coche de nuevo y le he pedido al taxista que nos dejara algo más adelante. Iván ha guardado el secreto por amor a su hermana y lo ha hecho con un temple y una madurez que me ha sorprendido. Se hace mayor, y lo hace en un entorno que le está facilitando la empatía y la responsabilidad.

Después de la visita, Y*** ha ido a un taller para menores en acogida. Iván y yo hemos entrado un momento en el aula para recogerla. Al salir hemos tenido esta conversación:

Iván- Jo, me he sentido extraño, no conocía a nadie y tenía envidia.
Y***- Yo te hubiese dejado entrar a jugar pero es que era un taller sólo para niños/as que tienen una madre de acogida y otra «ecológica».- Así llama Y*** a las madres biológicas.
Yo- ¿Tú con envidia, Iván? Pero si tú nunca tienes envidia…
Iván- Pero no porque no sea envidioso, mamá, sino porque nunca estoy en situaciones como esas.

Y así, seguimos adelante, aprendiendo.