Ivanadas: de lápices rosas y deseos


Iván: ¡Qué pesadas las niñas de mi clase con el color rosa! Lo pitan todo de rosa: los árboles, los perros, las casas, el cielo, las hormigas (…toma aire. Sigue), los balones, los pájaros, las sillas, las mesas… toooodo.
Yo: Vaya, pues se pierden un montón de colores bonitos.
Iván: Bueno… sí, exactamente, eso es un problema. Pero además hay otro: cuando los niños necesitamos el rosa no podemos usarlo porque están todos ocupados.

Iván, 5 años, indignado con el patriarcado
……………….
Iván: Mamá ¿los deseos se cumplen?
Yo: …Eeeeh… supongo que depende de cuanto te esfuerces en conseguirlos y en la suerte que tengas.
Iván: No, yo me refiero a eso de las flores blancas que vuelan y si las pillas y les soplas se te cumple el deseo ¿Eso es verdad?
Yo: No lo sé ¿Tú que crees?
Iván (con cara de «no me lo vas a hacer de nuevo»): Na, na, na… mamá, te he hecho una respuesta, contéstame con una pregunta.

Iván, 5 años. De vuelta a casa tras unas semanas con sus abuelos.

Ivanadas: El culo y el adiós


Hazme una foto del culo ¿De tu culo?¿Para qué? Para mirarla cuando esté triste y así me río. Se la hago, la vemos y nos reímos.

Esta noche hemos dormido juntos. Nuestra última noche juntos. A la mañana siguiente yo salía de gira. Me desperté media hora antes que él y me quedé mirándolo todo el rato. Entonces respiró hondo y abrió sus ojos redondos, negros. Me vio y se abalanzó al cuello. Jo, mami, hoy nos tenemos que despedir. Nos abrazamos aún más fuerte y guardamos silencio un rato. De pronto se acuerda y me dice con urgencia: ¡El culo, el culo, mamá, enséñame la foto del culo, deprisa!

Ivanadas: manzanas y tetas


Mamá, deja que te toque otra vez las tetas que las tienes muy blanditas. Tú eres la que te vas a morir primero porque eres las más vieja de la casa, después papá y después yo. Se queda callado un ratito. La muerte es para todxs, para mí también ¿Crees, mamá, que tendré una buena muerte?

Empieza los laberintos por el final.

¿Tango (el perro de su tía) es niño o niña? No sé, Iván, habrá que preguntárselo a él, a ver ¿Tú que eres, niño, niña o ninguna de las dos cosas? Yo depende del momento, mamá, cuando te quiero mucho soy niña porque te sale un rayo del corazón, que se va directo a mi corazón y después a mi “celebro” y así me siento niña.

Me acaba de entrar eso que me entra que me pasa una cosa grande en el pecho que no sé explicar y es porque te quiero mucho, mamá, siéntate a mi lado para comer.

¿Por qué las mujeres a veces estáis serias?

Me dice la tabla del dos, la del tres y la del cuatro. Le pongo sumas y restas y todo esto mientras se come el pisto. Problemas de huevos y gallinas, los va resolviendo todos, infalible, no se le resiste uno. Le pongo uno muy fácil porque ya se me acaba la imaginación. Mi “celebro” va más lento que el suyo en las cosas de los números. Así que le digo una chorrada: cuatro manzanas y dos niñxs. Pues… una ¿Cómo una? Piénsalo bien, Iván, tienes cuatro manzanas y hay dos niñxs ¡Una! Ya te lo he dicho. Joder, Iván, concéntrate, si es una tontería. Se empieza a cabrear: U-NA. A ver, piénsalo. Vamos a ver, mamá: hay cuatro manzanas, le doy dos a un niño, una al otro niño y U-NA para mí ¿O es que yo no tengo derecho? Me río mucho. Se ofende aún más.

Cuatro de esos


Sobre  la tierra: Cielo ¿te riño mucho, soy muy duro contigo? No… bueno, no sé… papá, yo que sé, es tú vida, lo tienes que decidir tú porque tú mandas en tu vida y yo en la mía.

Sobre el aire: ¡Dibuja algo en el aire y lo tengo que adivinar yo! Hago un círculo grande con mi dedo índice y muchas líneas saliendo de él ¡Es un sol, mamá, es un sol! Ahora yo. Hace un gesto con la mano que no interpreto de ninguna manera. Me quedo un rato pensando, le pido que me lo repita. Me rindo. Mamá, con lo fácil que era… ¡Una cadena de ADN! Qué despiste.  Sí.

Agua: ¿El agua flota?

Fuego: le cuenta una cosa a Yola y le asegura que pasó de verdad. Ella le dice que es una bonita historia, pero que no cree que sea cierta. Iván responde, siempre responde. Vamos a ver, esa historia ha salido de mi cabeza y está en mi cabeza ¿tú ves mi cabeza? mi cabeza existe ¿no? pues entonces la historia también.

Despertares


Voy a despertarlo por la mañana pero ya no duerme. Se ha escondido debajo del edredón y hacemos como que me da un susto aunque los dos sabemos que es mentira. Nos reímos ¿Me ayudas a vestirme? No, ya eres mayor, vístete tú solo. Pero al final lo ayudo. Mamá, te voy a decir una cosa pero no te pongas triste. Vale, dime. Yo hubiera preferido no existir ¿Por qué dices eso? Porque no me quiero morir, pienso que me voy a morir y eso me pone triste. Pero no sabemos qué hay después de la muerte, a lo mejor no hay nada y entonces es como si no hubieras existido o a lo mejor hay algo bonito, nadie lo sabe. No, mamá, sí hay gente que lo sabe, la abuela Herminia sí lo sabe. Cuando voy a la piscina y me da miedo nadar yo siento la fuerza de la abuela Herminia y ya  no me da más miedo. Yo no creo en dios, yo creo en la abuela Herminia y en los dinosaurios.

Iván, el padre


Conoce a nuestras amistades poligámicas, la casa se nos llena de asociales cada dos por tres. En Valencia presencia oraciones colectivas en casa de su familia paterna. Él quiere que  a los pasos de la Semana Santa trianera les quiten los cristos y las vírgenes y les pongan Tiranosaurios Rex. La cabalgata de los Reyes Magos le gustó mucho ¿Los “pasos” de los reyes los queman como las Fallas, mami?

¿Qué deseas tener, mamá? Más tiempo para mí ¿Más tiempo para ti? Se queda pensando. Le sonrío ¿Y tú? Yo quiero ser libre y que “haiga” huesos de dinosaurios por todos lados. Mira mamá, una policía y un policío. Ese perro, qué pesado, cuánto ruido hace, ninguna perra va a querer ser su novia por sus “ladradas”. Habla todo el rato. Piensa todo el rato. Hace cuentas todo el rato. No sabe correr, no quiere nadar, no le gusta moverse al son de un balón, pero al final lo hace para no quedarse solo. Se lleva una enciclopedia al parque. Esta enciclopedia funciona muy bien, la saco y en un minuto (pone el índice muy tieso) se me acercan muchos niños para leer conmigo ¿Y tú por qué lees solo, papá? ¿No te aburres? Yo creo que eso de que cuando nos morimos vamos al cielo es mentida. Los zombis y los muertos malos van a la luna. Los muertos normales, en cambio, se convierten en estrellas. Cada estrella que ves es una persona que se murió. Pero tú no te preocupes, mami, que cuando te pongas malita y te mueras te voy a llevar tu piano al cementerio, que sé que a ti te gustan mucho los instrumentos y esas cosas. Además, como vas a ser invisible podrás tocar todo lo que quieras.

Hoy ha hecho una cosa muy difícil. Ha cogido una bandeja grande, le ha quitado los vasos y los platos que había encima y ha puesto dos yogures, una naranja y un cuchillo. Me los ha traído a la cama: mami, merienda, que te tienes que poner buena. Un yogur es para mí, lo demás para ti. Ponte buena, mamá, mira, te voy a dar lo único que necesitas para estar mejor, y me planta un beso apretao en la boca. Esa es tu gasolina. Mi niña, estás malita. No me gusta que me cuide tanto, algo en mi interior me dice que lxs hijxs no deben cuidar con esa entrega y menos teniendo tan solo 5 años. Mi dolor lo pone triste y lo impresiona pero se hace el fuerte e intenta convertirse en mi padre. Un padre pequeñín de 5 años que me acaricia y me dice mi niña, estás malita. Llamo a mi padre de verdad, se lo lleva a ver dibujos animados. No sabía que me quería tanto. No puedo parar de llorar.

Iván, El Tortuga


Mami, tengo que decirte algo importante (se pone muy serio y hace un silencio), mamá… yo no tengo cerebro, dentro de mi cabeza hay pelo, mucho pelo. Las puntas se me salen y por eso el pelo no deja de crecerme. Lo sé, es impresionante. Otro día su cerebro no es de pelo, pero tampoco es de “carne rosa” como el del resto de la gente. Mi cerebro es de números, mami. Ponme cuentas, de las de llevarse, más cuentas mamá, ahora de las de dividir y ponme luego más. Y junto al desayuno le dejo dos o tres restas de esas de llevarse. Mi cerebro no es como el de los demás, no es de carne rosa. Bueno, un poco sí, hay un cachito de carne rosa, pero el resto de mi cabeza está llena de números. Hoy estoy mezclado, estoy triste y contento al mismo tiempo. Triste porque papá se va al cine y me quiero ir con él. Alegre no sé bien porqué. La mayor alegría es irse a Moraira en verano, porque tengo una piscina y puedo jugar con mi prima y hacer lo que yo quiera. Un hermanito es lo que más deseo en el mundo, eso y una furgoneta para jugar con él dentro. Ponme más cuentas ¿Sabes que los días no se van a acabar nunca, mamá? Cuando todos hayamos muerto, cuando ya no quede nada, seguirá habiendo días. Yo soy dueño de mi vida. Iván, deja ya de gritar, me estás volviendo loca, cállate ya, copón. Cállate tú, copona. Se ríe, mucho, mucho, por las cosquillas que le hace su padre, se ríe, se ríe, se ríe, con la corriente limpia y fría que es su risa, se ríe, se ríe, se ríe. De pronto para y llora. Lloro de felicidad, papá, porque te quiero mucho.
Soy el más lento, siempre termino las fichas el último ¿Antes de que yo naciera tú ya sabías que yo iba a ser el más lento de la clase? Tortuga ¿Cómo lo arreglamos?
A los naranjos ya les han salido las flores blancas. Ya huele todo a zumo de limón con canela.

¿Por qué lloras, mamá?


¿Por qué lloras, mamá? Porque he tenido que dejar un proyecto de teatro que me gustaba mucho. Me abraza, me da un beso. Ya no lloras, mamá, que poco has llorado. Pasamos la tarde juntxs, como a nosotrxs nos gusta: Power Rangers y galletas con manteca de cacao y mermelada. Luego, en la calle, me toma de la mano y me la aprieta fuerte, fuerte, eres la mamá más valiente que conozco ¿Por qué lo dices? Pues porque dejas de hacer teatro para estar conmigo.