Ivanadas: llega el/la hermanitx


Sale del cole corriendo como un rayo hacia nosotrxs:
-¿Qué han dicho?
David y yo guardamos unos segundos de silencio, para mantener la tensión de la sorpresa y luego, tal y como lo habíamos ensayado minutos antes, decimos a coro:
-Han dicho… ¡Que sí!
-¡Bieeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeen!
Nos vamos a un restaurante para celebrarlo y mientras comemos le explicamos:
-Cuando llegue a casa no puedes llamarle hermano o hermana, tienes que esperar a que decida él o ella qué quiere que seamos en su vida. De hecho a lo mejor no nos llama papá ni mamá.
-Mamá, no te preocupes más por eso, me llamará Iván y yo… pues por su nombre.
Sonrío aliviada:
-¡Qué sabio eres!
-¿Por qué?
-Porque lo sabes todo.
-No te creas, tengo que ponerme a estudiar sobre Egipto, ese tema lo llevo regular.

Ivanadas: Iván y el teclado subversivo


“Su” teclado es un instrumento bastante cutre pero que tiene una caja de ritmos maravillosa. Él la usa para hacer “discotecas”. Apaga la luz, se coloca una gorra con la visera para atrás, unas gafas de sol muy horteras del Spiderman, coge dos linternas y… la ruta del bacalao no es más que una inocente fiesta de cumpleaños al lado de lo que monta mi hijo en el salón. Además de la caja de ritmos, el cutre-teclado tiene una veintena de sonidos entre los que destaca el “ciao”. Si le das al “ciao” el teclado canta. Un “ciao” por cada nota y así puedes hacer la canción que quieras pero con “ciaos”. Por ejemplo, Jingle Bells sería:
-Ciao-ciao-ciaoooo, ciao-ciao-ciaooo, ciao, ciao, ciao, ciao, ciaooooo.
No sé si me explico. Quien no lo ha vivido, no sabrá entenderme, ese “ciao” es una experiencia única.
Mamá, no dice “ciao”, dice “cho”. Pues es verdad, para qué te voy a decir que no, suena más a “cho” que a “ciao”. “Ciao” es hola y adiós en italiano. Pero “cho” no es nada, bueno, si lo dices dos veces sí es algo.
Qué prodigio escuchar Jingle Bells en la versión chochona de de mi hijo. Escucha, mamá, mira qué bien me sale:
-Cho-cho-choooo, cho-cho-chooo, cho, cho, cho, cho, chooooo.
Lo toca y mientras se va partiendo de risa.
Ahora voy a hacer una manifestación feminista- dice. Y prosigue: ¿Qué hacen las mujeres? Lo que les sale del…
-¡Chocho!-responde su teclado.

Ivanadas: la escuela libre

No quiero ir al cole mañana ¿Por qué tengo que ir cinco días y solo dos de descanso? No es justo ¡Y tantas horas! Allí me aburro, nunca me enseñan nada, todo lo aprendo solo, las cuentas que me ponen son muy fáciles, me aburro, mamá ¿Cómo es eso de la escuela libre? ¿Cuando me vas a llevar? Se lo explico. Ay qué bien, creo que me gustaría… pero no sé, a mí me gustaría más una escuela libre de ser libre de ir si queremos y si no, no vamos ¿De esas no hay?.

Ivanadas microscópicas

-Mamá ¿Me das un pelo, por favor?
-¿Un pelo? ¿Para qué lo quieres?
-Para “verte” el ADN.
-Ah.
Entra en escena el abuelo.
-Abueeeeeloooooo.
Abrazo, besos, achuchones.
-Estoy viendo el ADN de mamá por el microscopio que me han traído los Reyes.
-Ah, qué bien… mi niño, qué guapo y qué listo que es…pero ven para acá y dale otro beso a tu abuelo. Muá, muá, muá… -un rato más de achuchones. Él se empieza a agobiar ya de tanto amor, pero el abuelo persiste- mi niño, cojones, qué guapo es. El más guapo del colegio mi niño, que te quiero, mi vida. Oye, cuando tú tengas un hijo ¿le pondrás mi nombre? Fernando es un nombre muy bonito…
-No sé, abuelo, mejor se lo pondré al perro. Mami, hoy lo he pasado genial en la piscina, porque he jugado a que era un cephalaspis.
-… ¿Un qué?
-Un cephalaspis y el jueves voy a jugar a que soy la criatura a la que evolucionó en cephalaspis.
-Ah.

Hay veces que, como no comprendo lo qué me está diciendo, no sé si debo reñirle o felicitarle.

Ivanadas: respuestas que él busca, respuestas que encuentra


-¿Cómo se creó todo, mamá?
-Pues, depende de a quien preguntes te va a decir una cosa diferente.
Me mira con cara de otra vez esa respuesta no, por favor.
-Ya, pero, mamá, quiero decir, cómo se hizo el universo.
-Bueno… según la ciencia hubo una gran explosión y así se crearon los planetas y las estrellas y…
-No, no, mamá, yo no quiero saber cómo se crearon los planetas ni las estrellas, lo que yo quiero saber es cómo se creó “lo negro”, lo que vemos negro cuando miramos el universo.
-Estoooo… no sé si te estoy entendiendo bien, Iván.
-Verás, lo que yo quiero saber… lo que quiero que me digas… uf, es que no sé cómo explicarlo.
Se le saltan las lágrimas así que me doy cuenta de que estamos en uno de “esos momentos”. Lo abrazo, le doy muchos besos…
-Verás, Iván, hay veces en la vida en las que tenemos una intuición muy grande y no sabemos ponerle un nombre, no encontramos una palabra. Pero eso no significa que esa cosa no exista, es solo que no sabemos nombrarla.
-¿Pero cómo se creó todo, mamá? – insiste (¿alguien lo dudaba?).
-Hijo, no lo sé…
-¡Pues búscalo en Google!
-Iván, eso no sale en Google.
-Pues yo lo voy a poner – y lo pone: se acerca al ordenador, mira muy fijo el teclado y sacando la lengua por la comisura izquierda se concentra y empieza a escribir la frase: “La primera creación del universo” pero cuando va por la mitad Google le ofrece “La primera creación de Dios”.
-¡Mamá mira!

El resto de la tarde la pasamos viendo un documental de astronomía y comiendo bocadillos de mermelada. Sobre las 19 h. me dijo que ya tenía “tres hipótesis sobre el tema de la antimateria”.

Ivanadas: el colegio, ese lugar…


-Arriba, Iván, ya es la hora de ir al cole.
-¡Uf! Qué cansado, mami ¿No me puedes dar café o té o algo para no tener sueño?
-No, todavía eres muy pequeño, si durmieras más verías como tendrías menos sueño.
-Ya, pero es que en el cole no me dejan dormir.
-No digo en el cole, digo aquí en casa.
-¡Pero si eres tú la que me despierta!
-…
-Bueno, hablando de otra cosa ¿Entonces qué te ha dicho mi seño de lo del recreo?
-Ha dicho que tienes que esforzarte más y que si no haces bien la caligrafía no te va a dejar salir al recreo porque está segura de que puedes hacerlo perfectamente. Dice, además, que ella piensa que en un par de semanas ya vas a hacerlo superbién, basta con que te empeñes un poco.
-Bueno, yo creo que puede que tenga razón ¿Qué te parece, mami, si le damos un bote de confianza?

Ivanadas: viajes desde el mesozoico

-A ver, Iván, deja de jugar un momento, necesito decirte una cosa importante, por favor, concéntrate y deja por un minuto tu mundo de dinosaurios, investigaciones científicas, microscopios y excavaciones y vuelve a la tierra porque necesito que escuches lo que te tengo que decir ¿Vale?
-Vale, mami.
-Muy bien, pues mírame a los ojos, por favor ¿Me estás escuchando? Mírame a la cara y no te desconcentres.
-Sí.
-Lo que quiero decirte es que me parece muy bien que seas un científico, que luches con diplodocus en el pasillo y que hagas experimentos todo el tiempo pero de vez en cuando tienes que volver a nuestro mundo a hacer tu cama, recoger tus juguetes y a vestirte solito ¿Vale?
(Silencio)…
-Mamá… ¿Te has dado cuenta de que los circulitos negros de tus ojos se abren y se cierran todo el rato?

-…

Ivanadas: la ciencia

Compara sus dos enciclopedias de Paleontología, no hay textos que no puedan ser puestos en duda (¿cómo se dio cuenta tan pronto, yo necesité dos décadas?). Construye un microscopio con una lupa y el canuto de un rollo de papel higiénico. Se indigna cuando observa que un Tiranosaurius-Rex de plástico de un bazar chino no tiene bien reproducida las garras en las extremidades superiores. Arrastra la silla de un velador hasta una pared llena de lagartijas y se pasa observándolas más de media hora sin decir nada. Todo esto es lo que me maravilla, cada día, porque es el más tierno ejemplo que he visto de amor por la ciencia y el rigor. Y la forma en la que se presenta diciendo: “Hola, me llamo Iván y soy paleontólogo”, eso, se llama dignidad.
Dálmata: un perro vaca.
Pensar: hablar invisible.
Iván, esfuérzate. Mamá, mi “celebro” no tiene que estar todo el día en acción ¿no?
¿Qué te parece si te pasamos un curso adelante para que no te aburras tanto en clase? No, mamá, dile a la seño que me ponga fichas de dinosaurios y de cosas que me gustan, verás que así saco todo excelente.
No me sale. Inténtalo. Lo he intentado una vez y no me sale. Esfuérzate. No.
 Hoy debe haber fútbol, digo, porque escucho alaridos animalescos que salen de las ventanas gritando ¡Gooooool! Mamá, no ofendas a los animales. Esos no son animales, son zombies.
Dice que quiere un equipo, que papá y mamá son un equipo y que hasta que no tenga un hermanito no va a tener su propio equipo.
 ¿Por qué hay un baño para chicos y otro para chicas? Menuda tontería.
Conversación con una señora pija (léase sin respirar y sin pausas): «Hola ¿esa es tu hija? Pues lleva un parasaurolophus, lo sé porque soy paleontólogo ¿Cómo te llamas?¿y tu hija? Yo me llamo Iván, aunque mi padre me llama Huevoscalvos, y, eso, que soy paleontólogo y estoy de vacaciones y… » (la señora miraba a su alrededor como buscando un algo…).
Su padre bebe vino. Se acerca a la mesa, nos sonríe y quiere probar el vino pero como no lo dejamos lo huele y dice: “manzana, ciruela, piña, vino y uvas… a todo eso huele esto que está bebiendo papá”. Le explicamos que eso es una profesión y que lo que acaba de hacer es lo que hace la gente mayor para apreciar esa bebida. Él dice ¿Ah, sí? Y sigue jugando.
La parte difícil es hacerle entender que tiene que aprender a vivir sacrificando lo prodigioso a ratos. Pero él no tiene el más mínimo interés en ceder.