Iván, el padre


Conoce a nuestras amistades poligámicas, la casa se nos llena de asociales cada dos por tres. En Valencia presencia oraciones colectivas en casa de su familia paterna. Él quiere que  a los pasos de la Semana Santa trianera les quiten los cristos y las vírgenes y les pongan Tiranosaurios Rex. La cabalgata de los Reyes Magos le gustó mucho ¿Los “pasos” de los reyes los queman como las Fallas, mami?

¿Qué deseas tener, mamá? Más tiempo para mí ¿Más tiempo para ti? Se queda pensando. Le sonrío ¿Y tú? Yo quiero ser libre y que “haiga” huesos de dinosaurios por todos lados. Mira mamá, una policía y un policío. Ese perro, qué pesado, cuánto ruido hace, ninguna perra va a querer ser su novia por sus “ladradas”. Habla todo el rato. Piensa todo el rato. Hace cuentas todo el rato. No sabe correr, no quiere nadar, no le gusta moverse al son de un balón, pero al final lo hace para no quedarse solo. Se lleva una enciclopedia al parque. Esta enciclopedia funciona muy bien, la saco y en un minuto (pone el índice muy tieso) se me acercan muchos niños para leer conmigo ¿Y tú por qué lees solo, papá? ¿No te aburres? Yo creo que eso de que cuando nos morimos vamos al cielo es mentida. Los zombis y los muertos malos van a la luna. Los muertos normales, en cambio, se convierten en estrellas. Cada estrella que ves es una persona que se murió. Pero tú no te preocupes, mami, que cuando te pongas malita y te mueras te voy a llevar tu piano al cementerio, que sé que a ti te gustan mucho los instrumentos y esas cosas. Además, como vas a ser invisible podrás tocar todo lo que quieras.

Hoy ha hecho una cosa muy difícil. Ha cogido una bandeja grande, le ha quitado los vasos y los platos que había encima y ha puesto dos yogures, una naranja y un cuchillo. Me los ha traído a la cama: mami, merienda, que te tienes que poner buena. Un yogur es para mí, lo demás para ti. Ponte buena, mamá, mira, te voy a dar lo único que necesitas para estar mejor, y me planta un beso apretao en la boca. Esa es tu gasolina. Mi niña, estás malita. No me gusta que me cuide tanto, algo en mi interior me dice que lxs hijxs no deben cuidar con esa entrega y menos teniendo tan solo 5 años. Mi dolor lo pone triste y lo impresiona pero se hace el fuerte e intenta convertirse en mi padre. Un padre pequeñín de 5 años que me acaricia y me dice mi niña, estás malita. Llamo a mi padre de verdad, se lo lleva a ver dibujos animados. No sabía que me quería tanto. No puedo parar de llorar.

8 comentarios en “Iván, el padre

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