Cuando me ponía enferma mi abuela se enfadaba conmigo, incluso siendo yo ya adulta. A mí me parecía que era una intromisión en mi vida y una forma de demostrarme un apego poco sano, un amor posesivo. Ahora no lo veo así. Han pasado los años y creo que mi abuela se enfadaba porque cuando no me autocuidaba estaba despreciando, de alguna manera, todo el mimo, la dedicación y el amor que ella puso antes en cuidarme. Es como si, al tomar el relevo en la tarea de cuidar mi cuerpo y al hacerlo mal, le estuviera diciendo que su labor como cuidadora no tenía ningún valor. Que todas las veces que me arropó, que cocinó mi cena, que me puso el calentador en el baño y me cubrió con la toalla calentita… que todo eso no era importante. Nunca cobró por cuidarme así que mi reconocimiento y la continuación de su labor eran piezas fundamentales para sentir que su trabajo tuvo sentido. Ahora lo entiendo, ahora que yo soy la que cuida lo entiendo. Lo siento abuela, llegué tarde a esto como a tantas muchas otras cosas que me intentabas hacer ver. Era muy inexperta. Lo siento de corazón.