Una semana cualquiera afrontando la vida con mis hermanas

Ayer a las 3 de la mañana volvía a casa pensando en lo sola que no estoy. Con La Yola me parto la caja. Se nos acerca un tipo de unos treinta y tantos y nos empieza a hablar. No lo conocíamos, enseguida asume el rol de conversador e intenta llenar todos los putos silencias del monólogo en el que se convirtió la situación. Vamos, lo de siempre. Sabe que somos de las Setas Feministas, se pone a hablar de feminismo ¿Por qué? ¿Por qué un hombre se hace eso a sí mismo? ¿Por qué alguien acapara la atención de un grupo de personas que no conoce de manera tan sutil como agresiva? ¿Por qué no se va aunque le hemos despedido amablemente? ¿Por qué habla del tema en cuestión sin tener ni puta idea, usando lugares comunes, esos lugares tan ofensivos? ¿Por qué un tipo, un sábado por la noche, se planta en medio de un grupo de feministas, la mitad de ellas bolleras, e intenta seducirlas sin dejarlas hablar y ofendiendo su causa?
Lo de la crisis de la masculinidad lo comprendo. El patriarcado también tiene a los hombres sometidos. Nosotras tenemos una situación peor pero nuestra actitud es de lucha y eso cambia un matiz importante. Ellos ni si quiera son conscientes, en la mayoría de los casos, de en dónde está su problema. Con la Yola me parto la caja, llega un momento en el que los ovarios se le inflan tanto que mira al tío de frente y le suelta: “Yo ahora mismo es que no te sigo. Me estás hablando del Euribor un sábado por la noche, y yo sólo quiero tomarme una copa con mis amigas” Y ni por esas se va.
El otro día un tipo me dijo que gritar consignas proabortistas era como maltratar animales en el escenario de un concierto de rock: algo desagradable que no tiene ningún fin.
También esta semana di con uno que presumía de lo bien que lo hacía todo. Pero lo hacía todo mal. Miento, esta semana me he topado con dos de esos. Ah no, tres, uno de ellos presumía de lo bien que hacía el amor, se me había olvidado. Dijo: “Si a una tía te la follas bien termina meándose encima de gusto”. También la soltó sabiendo que éramos feministas, también lo hizo para ligar. No lo entiendo. Alguien le respondió (creo que fui yo) diciendo: “¿Has contemplado la posibilidad de que tus amantes se meen encima de ti para vengarse de lo mal que follas en lugar de por placer?” No answer. Por mi parte no comment.
El viernes en el trabajo, en un proyecto que dirijo, un señor no lograba entender que era yo quien dirigía. Terminamos el proyecto y él siguió sin enterarse. Pensó en todo el rato que él era quien mandaba.
Pero qué sola no estoy y qué diferente es el mundo ahora, qué libertad, que sororidad, que alegría. Con ellas el mundo se para y durante las horas que estamos juntas todo encaja.

8 comentarios en “Una semana cualquiera afrontando la vida con mis hermanas

  1. Acabo de descubrirte a través de la Llopis y haces un trabajo brutal. Como muchas, llevo también demasiados años aguantando el acoso permanente de los machos en la calle y aprendiendo a responderles de manera contundente pero minimizando el daño que me generan estos enfrentamientos cotidianos y acabas de enseñarme una nueva estrategia. Tus vídeos son exorcizantes y tremendamente pedagógicos.
    muuuuuaaaaaks

  2. Segundo orgasmo político del día. Que María Llopis me dedique una entrada en su blog es para caerse patrás. Pero que en el mismo día Itziar Ziga venga a mi blog a ponerme un mensaje como este…
    Querida Itziar: leo todo lo que escribes y eres uno de mis referentes más importantes. No sabes lo que significa para mí esto que acabas de escribir. Gracias, gracias, gracias.

  3. Kerida, admiración mutua. Voy a seguir indagando en tus vídeos y aprenderé a utilizar la cámara de mi móvil. Justo hace un rato me estaba tomando unos vinos con mi amatxo y sus amigas y recordaban riéndose las mil respuestas que idearon contra el acoso masculino ¡en los 60! Que cualquier mujer pueda transitar por la calle tranquila, de noche y sola siempre me ha parecido una prioridad feminista.
    Abrazos de boa empachada de setas!!!!

  4. Quiero amigas como tú. Eres una grande y muy valiente. En cuanto se me ocurre comentar con alguien de mi entorno (hombre o mujer, incluso con mi madre) el tema de los mamarrachos siempre me dicen lo mismo y se me quitan las ganas de plantar cara. Con tu blog no me volverá a pasar. ¡Gracias! 🙂

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