Qué curioso se me hace imaginar la vida de aquellos que no salen del armario, me refiero a esos machotes de pega que dicen en voz alta cosas de esas de me vuelven loco las mujeres y después es todo mentira. O a esas solteras eternas que comparten piso con una amiga. Tendrá en realidad cierto morbo el vivir esa doble vida, yo no digo que no, pero, qué soledad ¿no?.
Hoy veía yo a la novia de un muchacho de esos de sexualidad incómoda. Ella andaba cogidita de su mano, la pobre mía, sin enterarse de nada, y él con su buena posición social, su sueldazo y el secreto en el recuerdo de las caricias que el día anterior brindó, escondido debajo de las sábanas, a quien sólo unos cuantos conocemos. Me imaginaba el abismo de secretos, el campo de juego
dividido en dos, la línea del espejo separando la ficción de la realidad, el no saber en qué momento realmente es cuando estás representando… o más bien intentaba imaginármelo porque realmente me cuesta pensar en una vida así. Aunque yo quizás peque de lo contrario, porque al final cuelgo aquí hasta el color de mi ropa interior, y tampoco es plan. A lo mejor la peña hace bien con guardarse ciertas cosas para la intimidad. Pero bueno, entre sufrir mi exhibicionismo emocional y vivir aparentando lo que uno/a no es debe haber un término medio de esos de Aristóteles (que también era gay, por cierto).

Qué planeta extraño éste nuestro, qué reglas más raras nos hemos puesto. Esas corbatas, esos corsés, esos mundos tan correctos, con lo fácil que podría ser todo. No me sale ser adecuada y veo a quien sí y a veces los envidio, otras los compadezco. Ellos dentro, yo fuera, otras al revés, depende de a qué lado del espejo andes visitando. En mi lado andamos peor situados pero nos reímos mucho y nos tocamos más. Pero la cuestión es que toda esa gente adecuada visita el lado del mal, de vez en cuando y, con su medalla de oro de la Virgen del Rocío al cuello, vienen a contarte de eso que ellos/as llaman infidelidades, deslices, cosas que yo no hago normalmente, canillas al aire. Vienen a buscarme como adecuadamente inadecuada y me dicen lo de: tú, por cómo eres, me vas a comprender. Y claro, yo los/as comprendo, pero hasta cierto punto nada más, la verdad.
Y bueno, por seguir con incorrecciones adecuadas: yo ya me voy confeccionando mi vestido para la cabalgata del orgullo gay. David dice que no se va a subir a la carroza, que pa’ cabra loca ya está bien con una en la familia, así que el 27 de junio que nadie se lo pierda que este año pinta mejor todavía que en anterior. La menda se declara heterosexual distraída, para los que gustéis de etiquetas. Ya colgaré fotos.