Sobre las caries del caballo de mi esposo

Las cosas, dice mi santo, hay que tomarlas como vienen, porque por lo visto no hay males que por bienes no vienen y caballos regalados y, etc, etc… o eso dice mi santo y también se larga estratégicamente 15 días antes de la fecha en cuestión porque le han pedido incorporación inmediata en el nuevo curro, más vale no quejarse, tal y como están las cosas, al menos hay trabajo… y, claro, yo con la mudanza por hacer. Mi santo es ávido lector, cuando nos conocimos, como a mí siempre me ha puesto tanto el rollo ese pendantillo me he leído a Kafka, se me puso a hablar de libros y cuando me quise dar cuenta estaba yo ya preñada, casada y en la otra punta del mundo pasando un frío que te cagas. Y eso que yo ya tenía todo organizado antes de que llegara él, vamos, casita al lado de mis padres y ni puñetera gana de más aventura. Pero mi santo tiene mucha labia, que si Kafka por aquí, Heidegger por allá… y ahora me deja con la biblioteca entera para embalar ¿De dónde ha sacado este hombre tantos libros, dios mío de mi alma? Yo sólo espero que mis suegros vengan a echarme una mano con las cajas porque, al fin y al cabo, la culpa en parte es suya por darle buen ejemplo y estudios en colegios privados. Ahora me da besos en esta casa llena de kafkas y heideggers y de CDs de esos que nunca me imaginé tener que escuchar a las 8.30 AM. Yo a mi santo lo amo con locura pero la verdad es que creo, honestamente, que la culpa es toda de mis suegros, con tanto Liceo Francés y tanto buen ejemplo, alguna rebeldía tenía que venir fuera y ahora la música marginal la aguanto yo por las mañanas porque la cuestión es que me tiene más enganchada que una quinceañera al Tuenti y se aprovecha. Me lo estoy intentando tomar con toda la calma que se puede pero la situación se parece mucho a jugar al Tetris haciendo el pino, con las fichas cayendo hacia arriba, es desmontar una vida, dar de baja las cuentas en el banco, dejar los trabajos, despedirse de los amigos, embalar los libros de mi santo, mandar los papeles al consulado, la lavadora la vendemos o nos la llevamos. Estoy bien, estoy tranquila, lo llevo bien, vamos que no me estreso ni nada, todos los males por bienes vienen y si nos regalan un caballo no vamos a andar mirándole los dientes porque la vida hay que tomarla como viene y yo esto lo estoy llevando con tranquilidad porque no vale la pena estresarse, total en un mes estamos en España pase lo que pase y esto ya habrá pasado, un colegio para el niño y dos dormitorios zona centro, preferible con terraza y con cuadra, no, quiero decir, con garaje.

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