Burocracia existencial

La ventanilla de turno siempre está rodeada por una montaña de personas que agitan sus documentos al aire y llaman la atención del funcionario que sea gritando mucho. Se empujan porque aquí el tocar a alguien no es malo. Es una cosa que a los europeos nos cuesta mucho entender. Desde pequeña me dijeron que había que guardar el orden, esperar la cola y apartarme decorosamente de las personas para no invadir su intimidad. Pero en África no saben qué es la intimidad, aquí todo es de todos porque hay muy poco de cada cosa. Por eso, cuando fui a pedir el certificado de residencia y me dijeron que tenía que ponerme a agitar mi pasaporte enfrente de la ventanilla esa hasta que el funcionario en cuestión decidiera que me tocaba a mí, pensé ¿Cómo voy a explicarles a estas personas que yo estoy incapacitada educacionalmente para hacer una cosa así?.
Ayer acabamos en la comisaría de Jma Fna. Fuimos a dar parte del abandono del pequeño H, un chaval que nos encontramos mendigando comida por la calle. Le pregunté si quería venirse a DT, para estudiar y jugar al futbol, allí vas a estar muy bien, ya lo verás… dijo que sí pero el procedimiento legal nos obliga a llevar a los menores que deambulan por las calles a la comisaría central. Allí pasan la primera noche y después son trasladados a los juzgados donde se les asigna un centro de acogida. Y es así, te metes en el taxi con el chico, llegas a la plaza, pasas la puerta, preguntas por el responsable de menores y te despides del niño. Le dices todo irá bien, voy a ir a verte y lo mismo hasta soy tu maestra. Pero H va y dice que no, que él se creía que se iba a venir con nosotros a casa. Al final lo convencemos. Creo que está limpio, quiero decir que no esnifa cola, eso creo, eso lleva ganado. Ahí te quedas H, te he traído a la comisaría de Jma Fna, la pequeña Guantánamo la llaman. El señor K me dice que muchas gracias, que ha sido Alá quien nos envía, no se preocupe por él, lo trataré como a mi propio hijo y es eso precisamente lo que no me deja dormir porque aquí los padres muelen a sus hijos a palos, por su bien.

2 comentarios en “Burocracia existencial

  1. Joder tía… la primera parte de tu relato sonaba divertida y muy conocida aqui desde Italia (es que yo soy «incapacitada educacionalmente» para vivir en mi mismo país)… pero la segunda parte me ha dejado sin aliento… evidentemente era lo único sensato que se podía hacer pero cómo duele cuando lo único sensato no te deja dormir por la noche, cuando el mundo te deja sin la opción realmente buena… Un abrazo

  2. Sí, Giulia, es terrible. A un cierto punto me encontré diciendo «Esta noche este niño duerme en mi casa» pero no puedo hacer las cosas así. Por respeto a David, a Iván y a todos los que están en Europa preocupados por nosotros. Soy andaluza, lo del respeto a mis mayores lo llevo a rajatabla y no quiero darles disgustos ni a mis padres ni a mis suegros. Si me llevo un menor a casa me pueden acusar de secuestro. Además, a través de la policía se puede ayudar a muchas más. H estará bien, los centros aquí funcionan bien, no es como en Rusia o China. Eso espero.

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