Es lo que hay

En las últimas semanas mi relación de amor odio por Marruecos se hace cada vez más intensa. A veces paseo por Bab Ghmat, entre las gentes más humildes de la ciudad, niños/as descalzos/as, vendedores ambulantes de fruta, allí donde los turistas no llegan, entre el bullicio de sus calles, con las miradas de los/as transeúntes cada vez más habituadas a mi presencia. En esos instantes mi alma respira un aire nuevo que he reconocido como el único aire puro que se adapta a mi existencia sin contaminaciones. Me pregunto entonces qué será de mi vida lejos de ese bullicio, del caos de esta ciudad mágica y maldita. No puedo imaginarme más que inmensamente triste si me visualizo montada en un avión alejándome de este lugar.
Analizo mi blog, visito otros por internet y de pronto me doy cuenta de que David y yo somos dos casos extraños en la red. Debido a su trabajo, los artículos de mi marido aparecen en primera línea de los motores de búsqueda al introducir palabras clave de la ciudad donde vivo. Lo mismo ocurre con A través del espejo de Alicia. Esto, muy lejos de alegrarme, me preocupa porque me doy cuenta de que en este país nadie tiene el más mínimo interés en comunicar al mundo lo que está ocurriendo, ni marroquíes ni neocolonizadores. Es inaudito que las webs de dos desgraciados como nosotros, con un proyecto solidario completamente doméstico, que da mal a penas para pagarle el aparato de los dientes a una chiquilla un mes y comprar pañales y biberones para el orfanato de Issil al siguiente, sea el protagonista en Google.
Me doy cuenta de cómo me miran el resto de los europeos que conozco. Me consideran extremista y me instan, con ironía, cinismo y sin mirarme a los ojos y hablarme claro, a dejar de hacer y decir lo que hago y digo. A todos ellos les anuncio: no voy a moderar mis acciones, no me voy a hacer cómoda de escuchar, discreta de ver, moderada en el vestir, comedida en el andar. Mi paseo seguirá siendo carrera agotadora hacia la dirección que el corazón me dicte. No cedo ni negocio a la sonrisa de la especulación. No dejaré de exceder los límites. Todo esto me hace irreverente, bocazas, molesta, inoportuna, prepotente y honesta.
Es lo que hay, nací en Triana, porque yo lo valgo.

3 comentarios en “Es lo que hay

  1. Me ha encantado conocerte. Te leo con atención primero. Luego emocionada. Tu valentía. Finalmente, entiendo todo a la perfección. La sociedad ya no acepta lo que no es normativo. Lo que no es correcto. No hay que pensar, no hay que esforzarse, hay que pasar por el aro. Luego, ponemos cara de paisaje mirando a otro lado. Y lo homogeneizamos todo: Marruecos y su gran democracia… Ay!

    Beso!

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