Confesiones de una emigrante hemafrodita

En la provincia de Alicante. 19 agosto 2009.

Han pasado ya once años desde que decidí que quería echar un vistazo fuera. Viajar era mi complejo, mis ganas, mi pasión, mi timón, mi vida. Cualquier precio, cualquier separación, cualquier trozo de corazón perdido en el camino era bien sacrificado. Y mientras mi pila se convirtió en una especie de caramelo bajo un grifo. Pero no se gasta el asqueroso, si al menos se gastase yo podría por fin parar: oposiciones, maletas en el altillo cubiertas por el polvo y la rutina. Rutina, rutina, rutina repetida, repetida, repetida por días, meses, años. Antesdeayer en Sevilla me encontré con Esther, una década trabajando en el mismo supermercado, pasea todavía por la misma calle que la vio nacer. Se ve que nunca puso su chupa-chus bajo ningún grifo. También tuvo sus desgracias pero ahí la tienes, chupa-chus de la búsqueda intacto y casi feliz.

No puedo parar porque cada país es una esperanza que me regalo neciamente… pero en esta ocasión todo se ha complicado. Marruecos me ha arrancado el corazón de cuajo. Ya, ya, hay gente desgraciada en cualquier parte del mundo, pero África es África.

Mis maletas empiezan a latir, las descaradas nunca encontraron un lugar preciso en el apartamento de Daoudiate y se pasean estorbando por el salón aun sin amueblar. Pero ¿Qué ocurrirá ahora que Marruecos me ha pegado el navajazo en plena cara? Ahora quiero quedarme a faltarle el respeto, a vestirme de hombre, a publicar, a seguir cansándome. Marruecos me mata. Marruecos me puede, Marruecos me ha enamorado como no se debe, con trampas, con posesión, con chiquilladas. He llegado a España planeando mi vuelta y a medida que leo en la prensa europea los artículos sobre Mohamed VI y escribo la próxima función de marionetas en Dar Tiff, me doy cuanta de que esta vez es diferente. El chupa-chus, ahora lo sé, lleva años regenerándose el cabrón, sin avisar, bajo el chorro de agua helada. Los empresarios corruptos, los palos de la pasma y la cara grasienta del rey han hecho de mis ganas un hermafrodita que se reproduce en mi interior sin ayuda y sin permiso. Me queda mucho camino y Marruecos, ya lo he dicho, me mata en vida. Me ha enganchado, ya no podré volver aunque vuelva, ando por ahí mordiendo mi propia cola. Ni con él ni sin él. Ni puedo largarme al abrigo de las ayudas estatales de mamá Europa ni puedo quedarme a convivir con la gentuza que me da empleo aquí.

Señoras y señores, empieza la función, es una obra de teatro nueva en la que se abre el telón y se me ve a mí dando vueltas sobre mi misma. Te partes de risa, es cómica. Porque aquí, en la puerta de mi casa hay niños sin escolarizar, y en el barrio de al lado hay huérfanos que mendigan y en el campo gente que lo está pasando muy mal. Eso me produce una risilla nerviosa y floja ¿De veras nadie lo sabe? ¿Por qué nadie hace nada? Es que si no arreglan todo esto no me voy a poder ir y es mucho trabajo para mí sola.

9 comentarios en “Confesiones de una emigrante hemafrodita

  1. ¡Quédate! o … ¡Vete!
    Hagas lo que hagas no te arrepientas nomás.
    Y pa- lante, que rular demasiado marea.
    .
    Besos, me ha encantado tu expresividad en este relato, en este cuento o en esta narración.

  2. Gracias a todos por los comentarios.

    Susana, ni relato, ni cuento, ni nada de eso… es todo verdad. Este blog viene a ser como un reality de mi vida mientras que el tuyo debe ser algo así como lo que codifican en el Plus a las tres de la mañana. Verás a ahora todos los morbosetes pinchando en tu link.

  3. Si que lo saben Alicia, pero los que de verdad pueden hacer algo, pues o no quieren o no les interesa, pero la labor que haces tu y gente como tu es muy importante, vaya si no, sigue así y no desfallezcas nunca, seguiré leyéndote, un saludo.

  4. Tal y como te dice Nes, lo que haces tu es muy importante, estás haciendo lo que sabes y puedes para intentar dejar el mundo mejor que te lo has encontrado y eso es lo que vale. Si se suma los poquitos de todos al final es un mucho.
    Un abrazo

  5. Gracias Nen y Marien pero de verdad que me estoy replanteando mi impacto aquí. Para poder ayudar en cuatro orfanatos me tengo que ganar la vida cantando en locales de lujo cuyos clientes son los franceses,marroquíes y españoles millonarios que explotan a las familias que a su vez se ven obligadas a abandonar a sus hijos en los orfanatos. Es como alimentar a la bestia por un lado e intentar matarla por otro ¿Qué sentido tiene todo esto?

  6. Ali, yo creo que estas cosas se ven venir, y vosotros vais a saber cuando es el momento en el que no podais más (al menos a mi me pasa). Cuando he estado embarcada en una de esas «misiones dificilísimas», (que no imposibles, ¿eh?)he ido viendo cómo me faltaban las fuerzas, y después cómo algo chiquitito me hacía recuperarlas… y así puedes seguir adelante otro buen tiempo. De todos modos, pienso que hay que sentir que se te rompe algo dentro y entoneces es cuando piensas «ya no puedo más», y ahí si es cuando ha llegado el momento de pensar en otra cosa en la que invertir las energías. No sé si ese es el momento en el que estás,…
    Muchos besos

  7. Pues sí, Carmen, creo que un día me despertaré con la sensación clara y nítida de que me debo marchar. Por ahora creo que aun me quedan fuerzas. Este año quiero intentar hacer las cosas de manera diferente. Ahora sé cosasde este país que antes no sabía. A ver si con la nueva actitud, me van mejor las cosas. Si no, pues me lío el petate y para casa.
    Besos.

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