“Su” teclado es un instrumento bastante cutre pero que tiene una caja de ritmos maravillosa. Él la usa para hacer “discotecas”. Apaga la luz, se coloca una gorra con la visera para atrás, unas gafas de sol muy horteras del Spiderman, coge dos linternas y… la ruta del bacalao no es más que una inocente fiesta de cumpleaños al lado de lo que monta mi hijo en el salón. Además de la caja de ritmos, el cutre-teclado tiene una veintena de sonidos entre los que destaca el “ciao”. Si le das al “ciao” el teclado canta. Un “ciao” por cada nota y así puedes hacer la canción que quieras pero con “ciaos”. Por ejemplo, Jingle Bells sería:
-Ciao-ciao-ciaoooo, ciao-ciao-ciaooo, ciao, ciao, ciao, ciao, ciaooooo.
No sé si me explico. Quien no lo ha vivido, no sabrá entenderme, ese “ciao” es una experiencia única.
Mamá, no dice “ciao”, dice “cho”. Pues es verdad, para qué te voy a decir que no, suena más a “cho” que a “ciao”. “Ciao” es hola y adiós en italiano. Pero “cho” no es nada, bueno, si lo dices dos veces sí es algo.
Qué prodigio escuchar Jingle Bells en la versión chochona de de mi hijo. Escucha, mamá, mira qué bien me sale:
-Cho-cho-choooo, cho-cho-chooo, cho, cho, cho, cho, chooooo.
Lo toca y mientras se va partiendo de risa.
Ahora voy a hacer una manifestación feminista- dice. Y prosigue: ¿Qué hacen las mujeres? Lo que les sale del…
-¡Chocho!-responde su teclado.
Jajajaj qué arte, seguro que con Ivan duran poco las oscuridades.
Y que lo digas, Fusco, ese niño está tan lleno de alegría…