Ivanadas: la ciencia

Compara sus dos enciclopedias de Paleontología, no hay textos que no puedan ser puestos en duda (¿cómo se dio cuenta tan pronto, yo necesité dos décadas?). Construye un microscopio con una lupa y el canuto de un rollo de papel higiénico. Se indigna cuando observa que un Tiranosaurius-Rex de plástico de un bazar chino no tiene bien reproducida las garras en las extremidades superiores. Arrastra la silla de un velador hasta una pared llena de lagartijas y se pasa observándolas más de media hora sin decir nada. Todo esto es lo que me maravilla, cada día, porque es el más tierno ejemplo que he visto de amor por la ciencia y el rigor. Y la forma en la que se presenta diciendo: “Hola, me llamo Iván y soy paleontólogo”, eso, se llama dignidad.
Dálmata: un perro vaca.
Pensar: hablar invisible.
Iván, esfuérzate. Mamá, mi “celebro” no tiene que estar todo el día en acción ¿no?
¿Qué te parece si te pasamos un curso adelante para que no te aburras tanto en clase? No, mamá, dile a la seño que me ponga fichas de dinosaurios y de cosas que me gustan, verás que así saco todo excelente.
No me sale. Inténtalo. Lo he intentado una vez y no me sale. Esfuérzate. No.
 Hoy debe haber fútbol, digo, porque escucho alaridos animalescos que salen de las ventanas gritando ¡Gooooool! Mamá, no ofendas a los animales. Esos no son animales, son zombies.
Dice que quiere un equipo, que papá y mamá son un equipo y que hasta que no tenga un hermanito no va a tener su propio equipo.
 ¿Por qué hay un baño para chicos y otro para chicas? Menuda tontería.
Conversación con una señora pija (léase sin respirar y sin pausas): «Hola ¿esa es tu hija? Pues lleva un parasaurolophus, lo sé porque soy paleontólogo ¿Cómo te llamas?¿y tu hija? Yo me llamo Iván, aunque mi padre me llama Huevoscalvos, y, eso, que soy paleontólogo y estoy de vacaciones y… » (la señora miraba a su alrededor como buscando un algo…).
Su padre bebe vino. Se acerca a la mesa, nos sonríe y quiere probar el vino pero como no lo dejamos lo huele y dice: “manzana, ciruela, piña, vino y uvas… a todo eso huele esto que está bebiendo papá”. Le explicamos que eso es una profesión y que lo que acaba de hacer es lo que hace la gente mayor para apreciar esa bebida. Él dice ¿Ah, sí? Y sigue jugando.
La parte difícil es hacerle entender que tiene que aprender a vivir sacrificando lo prodigioso a ratos. Pero él no tiene el más mínimo interés en ceder.

Un comentario en “Ivanadas: la ciencia

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