El regalo de Hugo

En estos días tan entrañables ando reflexionando sobre el tema que celebramos y he llegado a varias conclusiones importantes. Para empezar creo que lo de la Virgen fue una autofecundación. San Gabriel, asexuado como era, no pudo tener nada que ver en el asunto, aunque sí que pienso que contribuyó con algo importante: el éxtasis místico. La Virgen se autofecundó, de hecho, con orgasmo incluido. La Anunciación y la Divina Concepción fueron uno de los primeros actos feministas de la historia. La mujer no necesitó al hombre ni para crear vida, ni para gozar. Si me apuras se trató de un acto transfeminista por la impagable ayuda de la compañera San Gabriel que, desde hoy, debería pasar a ser patrona de las personas transexuales de este Valle de Lágrimas en el que vivimos. Otra conclusión a la que he llegado, de la mano de Hugo Pérez, es que la sublimación de María fue un acto misógino llevado a cabo por la iglesia y los hombres. Ellos adoraron al modelo femenino idealizado que destacaba por la frigidez, el sufrimiento y la pasividad pero lo hicieron como los hombres hacen todo siempre: en plan chapuza. Se les fue de las manos. La subieron a un baldaquín y la sacaron a pasear por plazas y calles. Ese fue su error. Nos decían mirad, mujeres, si no queréis ser quemadas como brujas, si queréis ganaros el cielo, sed como ella. Y la humanidad dijo ¿Cómo ella? ¿Una fuerza sobrenatural capaz de crear sin ayuda? ¿Cómo ella, sublimación de la magia? ¿Cómo ella? ¿Divinidad femenina mucho más potente que ningún Cristo? Porque la veneración mariana, es lo que tiene, y el pueblo llano lo mismo: nunca sabe una por donde van a salir.

En Sevilla 40 hombres se travisten con un solo disfraz de mujer en las tardes de primavera. Sacar un paso, mecer sus varales, sudar en las trabajaderas, sufrir por la sublimación de la Virgen es el acto de mayor sumisión masculina que yo haya presenciado en toda mi existencia feminista. Una cuadrilla de costaleros es exactamente igual que un travesti, es sólo que se necesitan 40 hombres para encarnar a una mujer como María. Y es que la Virgen era mucha mujer.

Empiezo el 2012 con un proyecto: reconciliarme con mi origen mariano, sublimar, adorar, venerar a la Señora de la Esperanza de Triana, ser su sierva, ser su sacerdotisa guerrera. Ser, por fin, costalera activa luchadora, asumir la responsabilidad que me toca como trianera del s XXI, la de verbalizar el proceso ocurrido por la Esperanza de Triana y sus comadres, que viajaron desde la idea misógina de virgen sierva hacia divinidad femenina indestructible. Ya es hora de que alguien lo diga: como una madre no hay nada en este mundo.

Gracias Hugo por devolverme todo esto, gracias por regalarme mi barrio como un día me lo regaló mi abuela ¡La Esperanza es queer!

4 comentarios en “El regalo de Hugo

  1. Hola,

    Enhorabuena por tu blog; lo he encontrado en 20 Minutos. Me ha llamado la atención la descripción que has hecho; qué cantidad de sitios, de países, de vivencias… me ha gustado mucho 🙂

    Te propongo la lectura del siguiente enlace, por si te resulta interesante.. espero que sí!

    Un saludo,

    Jose

    http://josearnedo.blogspot.com

    «The good life is one inspired by love and guided by knowledge»
    http://josearnedo.blogspot.com/2011/04/bertrand-russell-what-i-believe.html

    «La evolución moral de occidente ha sido mucho menor que la material»
    http://josearnedo.blogspot.com/2011/11/amin-maalouf-el-desajuste-del-mundo.html

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