
No me puedo quitar la cabeza, pero yo lo prefiero. Y hay frases que no me las puedo quitar de la cabeza. No me puedo quitar frases.
Mi cabeza la llevo todo el día puesta y a veces toda la noche y otras veces voy recogiendo cabezas huérfanas y me las pongo, por eso una vez escuché la frase el feminismo está destruyendo tu vida. Las frases. Qué frases.
Esa la escuché yo y tú habrás oído también, con tu cabeza, esa de no lo quiero pensar. Dicha por una mujer la cosa me parece escalofriante.
Son mujeres capaces de desenroscarse las cabezas a la altura del cuello. Dicen ser más felices que yo.
Un libro de historia del feminismo me hace llorar porque soy una puta fanática, extremista, histérica y una radical insoportable por la mayoría de la gente de esa que prefiere no pensarlo. El feminismo es morir cada día, es la horizontalidad del tiempo versus una verticalidad infinita, constante, única, implacable, viscosa, lenta. Exponerse, ser una misma, desnudarse. Hubo una, Annie Sprinkle, que enseñó el coño abriéndoselo con unos fórceps y dando una linterna a los/as espectadores. Desde la inmensidad iluminada se vería el cuello del útero unido a su cabeza, imposible desenroscar ese cuello tan pensante. Gracias Annie.
Annie Sprinkle enseñando el interior de su órgano genital
usando unos forceps y una linterna.