
Jma Fna fue el lugar donde tiré mi ancla. Allí quedó encallada, en lo más profundo de la verdad, para siempre. Cuando más cansaba estaba de todo, cuando pensaba que la situación era demasiado fuerte para poder soportarla, me daba un paseo por ese centro neurálgico, ese agujero negro, el epicentro de mi mundo: Jma Fna. Ella me devolvía la razón, me decía este es tu lugar, Alicia ¿Es que no lo ves? Sólo aquí estás realmente viva, lo demás es sólo un sueño. Y era verdad, esa puta voz que me hablaba entre la esquizofrenia de la música, los olores, los colores, los vendedores de dientes e historias, los encantadores de serpiente y las tatuadoras, esa voz me decía la única verdad. Nunca más saldré de esa plaza ni de Marrakech, me quedé allí. En cuanto a la felicidad, debo decir que fue Marruecos el lugar del mundo que me enseñó que una vida no puede definirse como feliz o infeliz sino más bien como necia o consciente.
¿Qué está siendo de mi Marruecos? ¿Por qué justo ahora que me he ido? Una nítida sensación me arrasa el corazón: debería estar allí, cumpliendo con mi deber.
Te mando un abrazo apretado Alicia,
Anhelo.
Ese abrazo cruzó el Atlántico. Besos.
Hay veces que las cosas sobrepasan nuestra propia capacidad de entender y de actuar donde pasan,pero siempre hay una luz al final,una puerta que se abre…tal vez tu mirada sea esa pequeña ventana que aparece para todos los que permanecemos ignorantes..respira profundo. un abrazo.
Nieves