La perspectiva implacable

Crecemos en las advertencias del por tu bien y también en la consigna del eso no tiene importancia. A las mujeres se nos añade además la de ya lo tenéis todo conseguido. El disimulo, el no querer ver es general y la ceguera casi universal.
Pero un día miras a tu alrededor y te das cuenta de que aunque ningún hombre te cruzó la cara tu situación laboral y familiar es completamente diferente a la de los varones de tu entorno. Puede ser casualidad, te dices, y abandonas la cuestión que a los pocos días te vuelve a molestar, durante un paseo por tu ciudad, en el que te percatas de que no existen calles dedicadas a conmemorar el recuerdo de las mujeres. Y esta vez te repites que la cosa, simplemente, no tiene importancia.
Y así pasan muchos años y ocurre que un día vives algo realmente difícil de justificar (pierdes tu empleo por quedarte embarazada o consuelas a una amiga que ha sufrido una violencia sexual o sufres el acoso de tu jefe…) y es entonces cuando ocurre: tus ojos se abren y ya no hay vuelta atrás.
Siempre existe el momento en la vida de una mujer en el que se da cuenta de que todo está al revés en este mundo, comienza así la perspectiva implacable. El señorita y no señora, lo que no puedes explicar de una mirada, el empleo que no te dieron, los zapatos de tacón, tu placer sexual bajo cronómetro, el vestido de novia, las ingles brasileñas, Walt Disney, la no presencia en los libros de texto, en las portadas de los periódicos, en los puestos directivos… Todo entonces es feminismo porque la sociedad, como por arte de magia, se te revela un día preciso, a una hora precisa, en un instante, como lo que realmente es: un lugar en el que no se te quiere tal y como eres. La toma de conciencia de esta verdad es mucho más dolorosa que la hostia de un maltratador porque contra ella no hay leyes (porque ella misma es la ley). Ley y tradición.
Y a pesar de eso, el segundo paso es el de hacer de la alegría la mejor de nuestras armas, debemos pensar en el nosotras como en una coalición de libertad y ejercer esa libertad con pasión porque es la única forma que existe de aprenderla.

6 comentarios en “La perspectiva implacable

  1. Hola June, qué alegría que visites mi blog. Yo me paso por el tuyo de vez en cuando y siempre frecuento píkaras. Creo que el hecho de que estemos en contacto y que colaboremos es un gran paso adelante. Estoy leyendo ahora a Iziar Ziga y la verdad es que se me está despertando el sentimiento de perra de manada.
    Te mando un beso muy fuerte y, por favor, sigue contando conmigo para tu proyecto, dentro y fuera de la red.
    Deberíamos organizar algún encuentro o jornada de género. Ya lo iremos hablando.
    Hasta pronto,
    Alicia

  2. Qué subidón da Itziar. Y además, que sepas que es un amor. No es pura fachada eso del amor de manada.
    Por supuesto que podemos organizar algún encuentro. ¿Dónde? Si te animas a montar algo, me voy a donde digas y más o menos en cualquier fecha.
    Besos

  3. Gracias al filtro de mensajes puedo impedir la publicación de este tipo de mensajes. En esta ocasión he decidido publicarlo para que lxs lectorxs podáis comprobar por vosotrxs mismxs el odio que las reivindicaciones feministas generan. A ver si a fuerza de mostrarlos consigo que dejen de llamarme exagerada. La misoginia está por todas partes y es brutal.

Si vas a comentar debes saber que: si eres hombre tendrás menos posibilidades de que te lo publique y que si me insultas o hablas con tono paternalista o faltón no tendrás ninguna. No acepto opiniones, ni consejos, soy así de chula. Adiós.

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