Billie Holiday cuenta que, cuando iba de gira, la orquesta tenía que llevar a una cantante blanca para sustituirla porque en algunos clubs no le permitían la entrada. Aquí en Marrakech no hay segregación racial a nivel legal porque parte del capital está en cuentas a nombres de marroquíes, pero nunca vi a un camarero blanco y los artistas europeos estamos mucho mejor pagados/as que los magrebíes y los negros. En general la original posición social de los músicos de jazz durante la primera mitad del s. XX en EEUU se repite hoy en África: al lado del poder, esclavos del poder.
Una vez alguien me dijo que los/as músicos/as estamos siempre sentados en la misma mesa que los más poderosos recibiendo el trato de los criados. Y es una gran verdad. Después de 20 años dedicada a este mundillo aún me encuentro en situaciones como las de hoy: un cliente que me ofrece dar un concierto a cambio de alojamiento y cena en un hotel de lujo. Debe pensar que las cantantes somos como esclavas, trabajamos por comida y techo. Y no importa cuál sea mi CV, ni mis méritos profesionales, hay una máxima que no cambiará jamás: mientras más pasta y/o más prestigio tiene un cliente, peor tratará al artista.
Sin embargo puedo y debo decir mucho en contra de mi gremio. El dinero nos pasa por delante de las narices, nos acaricia el hocico y desaparece en los bolsillos de los/as empresarios/as. Eso pone muy nerviosos/as a muchos/as de mis compañeros/as que se vuelven pelotas, viscosos/as lameculos sin dignidad capaces de cualquier cosa por un contrato o, incluso, una mísera propina. No sabemos lo que significa la unión profesional y cada cual piensa exclusivamente en sus propios intereses.
Tengo un amigo guitarrista que cuando habla con las clientas sonríe como aquel teleñeco de los 80 y dice “madame” cada vez que termina una frase, aunque la mujer esté tambaleándose y haga muchas horas que haya dejado bien claro que no es una “madame”. He visto a otros/as perder la dignidad en cenas con políticos mendigando giras o dejarse el tabique nasal compartiendo noches locas con mafiosos. Y después está la cama, moneda de cambio valiosísima para ellos, los directores de las óperas, y ellas, sopranos soñadoras… por todo ello, a veces, me encanta estar en paro o ganarme la vida escribiendo artículos de Historia.
Dí que si!!! O estando tranquilamente cenando…ah eres cantante..cántate algo.. a ver le digo yo a usted que me haga la declaración de la renta aquí y ahora mismito y por el careto?? 🙂 Besos pa mi Ali, mi cantante flexible favorita!
Eso de flexible suena a cantante-chicle o algo así…
Besos, reina.