Tomo aire, cierro los ojos y me digo disfrútalo mientras dure: unos proyectos profesionales preciosos (de los de quedarse un ratito despierta por la noche para soñarlos y diseñarlos), algún que otro bolo con mi banda de jazz, el curro en la sala de fiesta bajo control (que expresión embustera donde las haya) y Marruecos que cada día es más mi casa. Le estoy pillando en truco a este país y eso es lo que realmente no termino de creerme. Me está calando dentro y me está modificando y mientras yo también dejo mi huella en él. Y os prometo que Marruecos es tela marinera, no hablamos de Bélgica ni Suecia ni nada por el estilo, aquí la vida es vida o muerte.
… e Iván ya empieza a hablar, en cinco idiomas. Criatura ¿Un día me odiará por ello? Y también empieza a cantar. Lo balanceo en su columpio mientras le lanzo melodías cortas que él repite con un oído tan extraordinariamente fino que parece que lleva todas las papeletas de hacerle la competencia al de su tía Irene, la cual puede presumir de por vida de proezas tales como la de aprenderse un concierto sinfónico de memoria habiéndolo escuchado una sola vez cuando contaba con sólo 10 añitos. Dios da pan a quienes se dedican a la venta de productos farmacéuticos. La menda nació con una oreja enfrente de la otra y sólo tras muchos años de estudio hoy puede cantar afinada. Cosas del azar.
Que vaya bien es para estar tranquilo.>Que dure ya es más pesado porque, claro, hay que andar esperándolo.>Un abrazo, Alicia. Y a continuar.