Sobre la desacreditación de la autoridada

Enfrentar a la autoridad no sirve de nada. Lo que sirve es desacreditarla. El cambio se origina ignorando la autoridad y construyendo al margen. Esto nos posiciona en un lugar de poder inabarcable para la autoridad.

El enfrentamiento a la autoridad se centra en el conflicto. Es una procrastinación de la solución que esconde el miedo a la libertad porque ésta conlleva independencia y, por tanto, soledad.

La desacreditación de la autoridad se centra en las soluciones. Nos catapultará fuera de la masa a un lugar silencioso e invisible con una capacidad de transformación social imparable y poderosa.

El enfrentamiento a la autoridad agota y es improductivo.

La desacreditación de la autoridad se siente como una liberación, es rendirse y conlleva un sentimiento de pérdida.

Confusa, Alma de Blues

Primer videoclip de la banda Confusa. Esta creación está dentro del programa Becas La Caja de Música de la escuela de música de la Sala Mera, proyecto educativo dirigido por Alicia Murillo Ruiz y destinado a infancia y adolescencia en riesgo de exclusión social.

Confusa ha trabajado la figura de Billie Holiday a través del gran éxito Alma de Blues, de Presuntos Implicados, ¡de quienes son fans incondicionales! La banda ha hecho una personalísima versión de este clásico de los 90 a través de la fusión de estilos tradicionales como el blues y el pop con lenguajes más contemporáneos como el trap o la música electrónica.

¡Esperamos que os guste mucho! Puedes apoyar nuestro proyecto haciéndote mecenas https://aliciamurillo.com/becas-para-estudios-musicales/  

¡Comparte, por favor!

Nuevo videoclip: Que se vayan los canallas

¡POR FIN! No puedo explicaros la alegría, la admiración y el orgullo que me produce compartir este videoclip con vosotras/os.

Este es el rap #QueSeVayanLosCanallas que hemos grabado en la escuela de música de la #SalaMera. Apoya nuestras #BecasLaCajaDeMúsica para infancia en riesgo de exclusión.

Empezamos la campaña de Verkami. Por favor, tenemos que conseguir que esto siga y para ello necesitamos pagar el alquiler de nuestra escuela. Si quieres ayudar puedes hacerlo en este enlace: https://vkm.is/salamera 

 

Becas La Caja de Música, campaña #6000 motivos

Apoya nuestra campaña de Verkami siguiendo este enlace

Gracias a la generosidad de muchos/as mecenas, las Becas La Caja de Música son ya una realidad desde hace dos cursos escolares.

Pero ahora queremos ir más allá: necesitamos un local propio. Hasta ahora las clases se había realizado en el estudio de la profe, ahora queremos tener un lugar donde ensayar a la altura de nuestro talento.

Además, si conseguimos el dinero para el alquiler, este local será utilizado también para realizar talleres de feminismo y haremos descuentos a las personas que hayan colaborado en este Verkami.

Por todo ello te invitamos a que apoyes nuestra campaña #6000motivos, porque los 6.000 € que necesitamos para abrir nuestro local tienen detrás miles de buenas razones. ¿Cuál es la tuya?

Las mujeres que nunca pidieron perdón

La culpa es el arma psicológica con la que patriarcado más coacciona a las mujeres. Desde la más tierna infancia se nos educa a compensar nuestra existencia. Fuimos un error, hubiese sido mucho mejor si hubiésemos sido niños pero, ya que estamos aquí y que somos queridas, al menos compensemos.


Compensemos cuidando, compensemos follando sin ganas, compensemos cediendo, compensemos teniendo menos sueldo, un coche peor, menos derecho a usar las calles, los bares, el espacio en el metro, el tiempo, el goce, los orgasmos, las risas… ¡Que cada vez que una mujer se atreva a ser feliz, compense al sistema! Porque la felicidad es sólo cosa de hombres.

Muchas mujeres se dieron cuenta de este chantaje y decidieron parar. Un día se plantaron y se dijeron a sí mismas y al mundo: “nunca más la culpa hará de mí una esclava”. Pensaron, sincera e inocentemente, que las herencias patriarcales pueden desecharse de forma sencilla, echando mano del amor propio y del poderío. Preciosas nuestras madres luchadoras. Las primeras en estudiar, las primeras en divorciarse, las primeras en vivir una vida sin culpas.

Ellas, las de la generación anterior, se levantaron juntas y se arrancaron las culpas, unas a otras, de forma sorora, en manada, entre vinos, con risas, con ganas. Atrapaban las culpas y jalaban fuerte: “Tira, compañera, tira, quítame esta culpa” y al tirar, quedaba el cuerpo manco, cojo, lisiado… porque al arrancar la culpa arrancaban, además, una identidad, un sistema de funcionamiento.

Nuestras madres nunca pudieron afrontar las decisiones de forma natural. Miraban a nuestros padres, tirados en el sofá, en la peor versión de sí mismos y sin culpa y no entendían dónde estaba el secreto de esa espontaneidad. Ellas, que eran las radiantes luchadoras, las heroínas de lo político en lo doméstico, debieron, en cambio, aprender a perdonarse en cada decisión que tomaron en su vida.

—Método, esto sólo lo soluciona el método, —dijo una de ellas— hay que tomar una decisión en frío y mantenernos firmes sin que nadie nos haga tambalear.

Y así afrontaron las mujeres la vida, con método: primero dudo, luego decido y, por último, niego la culpa.

—Yo la cambio por responsabilidad —dijo otra con un libro de autoayuda en la mano. Y empezó a caminar con una responsabilidad de ortopedia, que disimulaba la cojera de la culpa a duras pena.

La culpa, la culpa, la culpa…

Nuestras madres sin culpas nos decían:

—Soy mujer antes que madre.

Nuestras madres responsables nos decían:

—La mejor herencia que te puedo dejar es mi ejemplo de libertad.

Nuestras madres exculpadas también hablaron con los padres del sofá. Muchos las agredieron, otros las mataron y, algunos, intentando entenderlas, dieron un paso atrás:

—Guía tú entonces. —claudicaron esos padres, asumiendo su parte de culpa.

Y ya nunca nadie nos protegió a nosotras, ni de la libertad de nuestras madres ni de la culpa de nuestros padres. Ya nadie podía negar la evidencia: nacimos hijas culposas de la culpa materna. Nos hicieron venir al mundo por presión social y fuimos nosotras, nuestros propios cuerpos, nuestros nacimientos, nuestras existencias mismas, la razón máxima de sometimiento de nuestras madres. Ellas debieron ser libres y no lo fueron por nuestra causa. Fuimos un error, hubiese sido mucho mejor si hubiésemos sido un óvulo no fecundado pero, ya que estábamos allí y que éramos queridas, al menos debíamos compensar.

 

 

 

 

Fandango del orgullo

No estaba planeado, como prácticamente nada de lo que está rodeando este trabajo, pero hoy, primer día del 2019, tengo el «orgullo» de presentaros mi nuevo videoclip «Fandango del orgullo». Espero que la fecha redonda sea una señal de buen augurio y que se me cumpla el sueño de debutarlo y defenderlo en mi barrio, durante una buena temporada, que es donde quiero trabajar.
Se trata del segundo single de mi nuevo trabajo musical que está siendo una reflexión sobre mis raíces. y que aún no sé qué forma irá tomando (incluso a nivel físico, porque no he decidido todavía el formato). Lo que sí es seguro es que os lo voy a ir dando a trocitos, porque os quiero hacer partícipe del proceso creativo y porque las redes sociales así lo permiten.
Así que, con todo mi amor: Fandango del orgullo.

Os presento mi videoclip «Antonio Vargas Heredia»

Con toda la ilusión del mundo os presento mi nuevo trabajo, Antonio Vargas Heredia.

Muy bien acompañada por la guitarra del fabuloso guitarrista falmenco Tino Van Der Sman, vuelvo a la copla porque eso es siempre como volver a casa. Espero que os guste.

  • Alicia Murillo Ruiz voz, producción y montaje.
  • Tino Van Der Sman, guitarra y producción.
  • Canción «Antonio Vargas Heredia», de Oliva-Mostazo-Merenciano (1959).