Enfrentar a la autoridad no sirve de nada. Lo que sirve es desacreditarla. El cambio se origina ignorando la autoridad y construyendo al margen. Esto nos posiciona en un lugar de poder inabarcable para la autoridad.
El enfrentamiento a la autoridad se centra en el conflicto. Es una procrastinación de la solución que esconde el miedo a la libertad porque ésta conlleva independencia y, por tanto, soledad.
La desacreditación de la autoridad se centra en las soluciones. Nos catapultará fuera de la masa a un lugar silencioso e invisible con una capacidad de transformación social imparable y poderosa.
El enfrentamiento a la autoridad agota y es improductivo.
La desacreditación de la autoridad se siente como una liberación, es rendirse y conlleva un sentimiento de pérdida.