Lo vivido estos últimos cuatro días en Tenerife ha sido algo verdaderamente espectacular. Sé que el arte es subversivo por definición pero hay procesos creativos y obras que lo son especialmente.
¿Id y predicar? Vale, pues eso es lo que Bárbara y yo hacemos. Llegamos a esta isla y abrimos las cajas de pandora de 11 mujeres impresionantes. En estos cuatro días hemos llorado, reído, creado y escupido juntas. Hemos cambiado por dentro y hemos cambiado nuestro entorno.
He vivido los trances del taller desde fuera por primera vez. Me sentía como una especie de cuidadora, una matrona que recogía los bebés que estas nuevas brujas iban pariendo. Algunas salían destrozadas, otras más lúcidas, otras asustadas del propio poder recién descubierto. Otras abandonaron el proceso. Y yo sentía el deber de recogerlas a todas en las diferentes caídas, al salir. Las abrazaba, todo está bien, es normal…