Al otro lado del espejo roto

En algún momento alguien cogió una maza, tomó carrerilla y golpeó con toda sus fuerzas las aguas de Algeciras. Nuestro espejo quedó roto. Qué Alá no permita que sea para siempre y que Cristo se relaje los clavos de la soberbia de una vez porque sólo falta abrir un poco los ojos y pasar 14 kilómetros, en ferri por turismo, a nado por deporte, en balsas mortíferas por sueños.

Gbil- Takek. La montaña del primer hermano, compartimos ADN mal que le pese alguno y aquí Alicia está por fin al otro lado de su espejo. La inmigración es emigración; la señora de la limpieza, una tía que trae regalos en las vacaciones; el chaval que roba los monederos en la Plaza del Salvador, mi primo que pasó en patera; el senegalés que curra 16 horas al día en los campos de Almería, mi hermano que tiene papeles; Said, mi amigo de la infancia que me ha invitado a ir a Barcelona y dice que iremos a ver el Barça en el estadio.

Qué corta memoria la nuestra. Por la mañana, antes de disfrazarnos de nada, mirémonos en el espejo y encontremos por fin el África que todos llevamos dentro.

Si vas a comentar debes saber que: si eres hombre tendrás menos posibilidades de que te lo publique y que si me insultas o hablas con tono paternalista o faltón no tendrás ninguna. No acepto opiniones, ni consejos, soy así de chula. Adiós.

Por favor, inicia sesión con uno de estos métodos para publicar tu comentario:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s