Seamos pro-cosas


Dice Beatriz Gimeno en un artículo publicado recientemente en Pikara, que no existe en el feminismo un discurso anti-maternal. Me sorprende mucho esta declaración porque a esta autora (con la que  podré o no estar acuerdo a menudo) hay que reconocerle el hecho de que se ha leído, como decimos en mi tierra, lo más grande. Por eso me extraña que no se acuerde los extensos discursos que Simone de Beauvoir hace ya en El Segundo Sexo acerca de este tema (“De los dos rostros antiguos de la maternidad, el hombre solo quiere hoy conocer el sonriente” y un largo etc.). Me extraña también que se olvide de todos los del Feminismo de la Igualdad, que incitaban a las mujeres a compartir las labores de cuidados de los hijos con los hombres para que pudieran salir a la calle a realizar trabajos remunerados, alegando que era lo que más nos convenía, la única fórmula de verdadera igualdad. De hecho, aún hoy día hay quien sostiene esa barbaridad, por desgracia, desde algunas corrientes de la Economía Feminista. Discursos anti-maternales en el feminismo teórico y práctico los han habido desde siempre y también hoy día existen. El discurso práctico pasa en la actualidad, por ejemplo, por poner una asamblea a las 8 y media de la noche un día entresemana, hora en la que las criaturas están ya cenando y acostándose, impidiendo así a las madres poder asistir a dicha asamblea. Pasa por no habilitar los espacios donde estas asambleas se celebran de manera que nuestros/as hijos/as puedan, no solo acudir, sino también participar en la creación del feminismo. Pasa por no aceptar el cambio de una actividad programada porque el bebé de una compañera tiene fiebre y necesita de sus cuidados. Pasa por decirte que dejes el/la niño/a con tu pareja, aunque sepan que no es lo que tú deseas, y alegando que entonces ya no eres tan feminista (los discursos de la igualdad de los 40… qué aburrimiento). Yo he vivido y vivo a diario todas esas situaciones discriminatorias dentro del feminismo que vienen a crear y remarcar un discurso anti-maternal así que, por favor, que nadie venga a decirme que no existen, porque están ahí tanto en el plano teórico como en el práctico.

¿No te gustan los biberones? No los uses.
¿No te gusta dar la teta? No la des.
¿No te gusta la prostitución? No te prostituyas.
¿No te gusta el hijab? No te lo pongas.
¿No te gustan los tacones? Ve en chanclas. 
¿No quieres parir en hospital? Da a luz en tu casa.
¿No quieres parir en tu casa? Da a luz en el hospital, en la orilla de un río o en lo alto de un pino, donde te salga del coño (nunca mejor dicho).
¿No quieres ser madre? Aborta (si te dejan).

Pero no te hagas anti-biberones, anti-lactancia materna, anti-prostitución, anti-hijab, anti-tacones, anti-parto en hospital, anti-parto encima de un pino, anti-abortista… o anti-maternidad.

Si quieres ser anti-algo ¿Qué tal ser anti-Gallardón? Así serías anti-anti- aborto y dos signos negativos dan positivo. Seamos anti-patriarcado, anti-machismo, anti-represores, anti-banqueros. Pero no nos convirtamos en anti-libres opciones de nuestras congéneres. El enemigo es otro.

Los biberones, la lactancia materna, el hijab, los tacones, la maternidad, etc. sin duda han sido imposiciones del patriarcado en uno u otro momento de nuestra historia y aún hoy lo siguen siendo en según qué situaciones. Pero lo que nos debe molestar no son los hechos impuestos sino la imposición en sí ¿tan difícil es de entender? La generación de mi abuela luchó mucho por poder viajar en moto usando pantalón y yendo con las piernas abiertas ¿Significa eso que yo ahora tengo que ir en moto a todos lados y que debo hacerme anti-autobús?

Además, creo que es fundamental que nos cuidemos unas a otras y el lenguaje es una forma de hacerlo. Si nos declaramos, tal y como propone Gimeno en sus artículos, “en contra de la lactancia materna” o “anti-madre” estamos declarándonos en contra de la libre elección que muchas mujeres han tomado y podemos herirlas. Usemos el lenguaje con cuidado y digamos cosas como “soy anti-maternidad romántica” o bien “soy anti-maternidad impuesta” o “anti-maternidad judeocristiana” pero no “anti-maternidad”. Me parece que ese uso del lenguaje obedece a una  provocación absurda que no nos lleva más que a la división. De hecho la propia  Gimeno reconoce en su artículo titulado “Estoy en contra de la lactancia materna” que pretende provocar a las lectoras con dicho título. Yo creo que más que una provocación es una frase que hiere a compañeras, nada más, y de hecho no hay más que ver la que se ha generado en las redes. 
Si queremos ser provocadoras digamos cosas como que la maternidad en este país es un sistema legal de esclavitud y que las madres y cuidadoras queremos cotizar y cobrar porque nuestro esfuerzo constituye, por ejemplo en Andalucía,  mucho más del 30% del PIB. Eso es maternidad subversiva, no decir que somos anti-opciones libres de las demás mujeres. 

En cualquier caso a mí me entristece sobremanera ver que las mujeres, a raíz de la simple lectura de un artículo, saquen sus garras y empleen toda su saña unas contra otras, en lugar de enfocar esa energía tan potente con quien realmente nos oprime.

Muchas estamos ya cansadas de estas divisiones tan simplonas: putas/santas, lactancia materna/biberón, parto en casa/parto en hospital, top-less/hijab… Cómo me aburren estos binomios, sin matices, ni colores, ni medias tintas, tan propios, por otro lado, del patriarcado. 

Y si me apuras ¿Qué tal si en lugar de declararnos anti-cosas no nos declaramos pro-cosas? 

20 comentarios en “Seamos pro-cosas

  1. Estoy de acuerdo con Alicia en su discurso «pro», pero no de acuerdo con la crìtica al otro artìculo. Yo leì el otro artìculo, lo comentè con mi marido (estamos buscando un bebè) y estàbamos de acuerdo. Tal vez el lenguaje deberìa ser utilizado de otra manera, pero creo que a las mujeres no nos dan la opciòn de no ser mamàs, es «anti-natural» no ser lo. A mi nadie me preguntò si querìa tener hij@s a mi me preguntaron cuàndo. Y creo que tener como opciòn no tener hij@s deberìa ser tan natural como decidir què estudiar. Para mi ese era el punto en el anterior artìculo.

  2. Mariana García, en mi artículo no he dicho en ningún momento que no esté de acuerdo con el artículo de Gimeno en cuanto a que no haya que subvertir la maternidad. Lo que digo es que hay que hacerlo cuidando de no menospreciar con el lenguaje y con los actos las opciones de las otras mujeres y, también, que no creo que esta idea que ella propone «anti-maternal» sea nueva en el feminismo, de hecho es más antigua que el andar palante (Simone, la Igualdad, la generación de nuestras madres con su incorporación al trabajo fuera de casa…). Saludos!

  3. Leyendo los comentarios del artículo SER MADRE (EN ESTA SOCIEDAD) APESTA, intentaba encontrar algún artículo totalmente en contra y no lo encontré, solo el tuyo, desde hace unos meses vengo leyendo y encontrando por fin personas que como yo cuestionen ese discurso feminista que me ha hecho a mi misma tomar desiciones tan fuera de mi si cuestionarme, pero que ante los hechos ahora, como madre y como psicóloga me han hecho cuestionarme. Me gustó mucho tu video y al igual que tu cuestiono ahora cual es el discurso dominante, te comparto el cometario que he puesto en el blog del artículo y mi sentir, por que la realidad es ahora otra y las ideologías dieron brinco y ambas posturas como bien dices violentan la libertad.

    «He leído el artículo y puedo decir como mujer, psicóloga y madre, que es muy difícil definir cual es el discurso predominante, a mi en lo personal me tocó vivir en un discurso totalmente matriarcal, donde todo lo que escucho hablar del discurso patriarcal me parece ajeno, al contrario yo he luchado desde pequeña con el discurso en donde ser profesionista y realizarme como persona mas que como mujer era una prioridad, ser profesionista no era una opción, ser madre si lo era, la escuela era lo mas importante, de hecho crecí con el discurso personal de NUNCA TENDRE HIJOS, LOS NIÑOS NO ME GUSTAN, y heme aquí no solo soy esposa, madre de dos hijos sino que prácticamente me llaman ESPECIALISTA EN NIÑOS, por que la mayoría de mis pacientes son niños. Total que yo vivo tratando de zafarme del discurso de la profesionista que puede con todo, todavía ayer le decía a mi esposo que si pudiera dejar de trabajar me dedicaría felizmente a ser madre, por que la realidad es que no he podido serlo, por que soy presa de una presión con la que crecí todo el tiempo en donde el trabajo es una prioridad, la maestría, y luego el doctorado, y es increíble decir esto, por que a mi por el contrario no me está permitido el discurso contrario, y menos siendo una profesionista exitosa, quién se atreve a decir en estos tiempos quiero ser madre de tiempo completo? y entonces me he cuestionado si este constante pleito que tengo hasta con mi esposo por un discurso donde no me dejo someter cuando ni siquiera me he cuestionado si he sido sometida, o mas bien es una idea que inyectaron en mi cabeza, como a otras mujeres les inyectaron la idea de ser madres desde siempre, total que ambos discursos giran en el entorno y en ambos casos hay victimas por llamarlo de alguna forma y es triste que las mujeres sigamos en esta postura tan opuesta siempre y hasta radical. En fin que quise poner una opinión y me eche un rollo pero quería compartir mi proceso que ha sido duro y difícil por que me ha tocado la otra parte y cuando leo este artículo me siento obviamente ofendida por que las leo y las veo tan libres de mandar a la porra la maternidad y yo quisiera en muchas ocasiones tener la opción de mandar a la porra al sistema con su discurso de que el trabajo es lo que me hará plenamente feliz y libre por que al menos mis hijos me dejan decirles que estoy harta que necesito descansar, pero el sistema no me permite esa libertad, estoy metida ahí hasta el final.» Mariluz

  4. A pesar del título del artículo de Beatriz Gimeno (que, efectivamente, consigue ser provocador), no lo encuentro «antimaternal», sino «antimaternalista», por decirlo de algún modo.
    La mistificación de la maternidad (que es algo que existe en el entorno feminista de hoy) es otra traba para la construcción libre de la identidad, porque, como dice Beatriz, hay determinados discursos inadmisibles socialmente; además de ser un generador de frustraciones.

  5. Concha Mata, yo insisto en que estoy de acuerdo con Beatriz en que hay que subvertir la maternidad, en eso no hay discusión. De hecho este artículo no pretende ir en contra del que ella escribió, más bien intentaba con él proseguir la reflexión, llevarla más allá y aportar algunas diferencias de planteamiento, nada más.

  6. Alicia, yo pienso que nuestras madres al trabajar fuera de casa no fueron «antimaternidad», si no no serían nuestras madres… Fueron anti «madre en casa y con la pata quebrada», en todo caso. Y claro que el capitalismo y el trabajo asalariado son una mierda, pero la la alternativa para nuestras madres no era mucho mejor.
    Yo creo que el discurso de Beatriz tiene sentido si piensas en el feminismo actual, no en Simone de Beauvoir.
    Pero bueno, a ver: estoy muy de acuerdo con la reflexión que haces sobre lo difícil que es ser madre, pero me parece que `precisamente una parte de esa dificultad (me refiero específicamente a la de los entornos militantes)) es que no ha habido ese cuestionamiento «antimaternal» que propone Beatriz… Que la actividad no se cambie de día porque el bebé de una compñera necesita cuidados es la otra cara de la moneda del discurso de que la maternidad «novedosa» y «natural» requiere que la buena madre (no la madre trabajadora y alienada que lo deja con los abuelos o en la guardería, horror) se dedique 24 horas al bebé… Y si el ideal es «la militancia se acaba cuando tienes un bebé porque entonces te vas a transformar por completo y a ser una buena madre, porque tu bebé tiene derecho al 100% de tu energía», pues a ver quién va a ser la mala madre que piensa en seguir yendo a las actividades políticas.
    En fin, que a menudo pienso que esas limitaciones del entorno militante funcionan igual que las del entorno laboral: no son «antimadres», son «antimujeres que quieren vivir además de ser madres». Sí que se puede ser madre, a condición de que te quedes en casa y tengas un hombre que te mantenga a cambio de que le hagas de chacha. Y la versión «working class», sí que puedes ser madre si tienes un curro de mierda y se lo dejas a la abuela (por cierto, cosa que se parecería mucho más a lo «antropológicamente natural».)
    Y es verdad que el problema son las imposiciones, pero sobre los tacones, pro ejemplo, se ha hecho todo un cuestionamiento feminista a lo largo de décadas. Sobre la teta y las neomaternidades está habiendo muy poquita cosa, y yo se lo agradezco mucho a Beatriz, porque con la contrarreforma naturalista que estamos viviendo creo que es urgente todo el trabajo que está haciendo de desmontaje de mierda patriarcal colada en la teta, el colecho y la crianza natural. Y es verdad que sus términos pueden ser ofensivos, pero a ver, muchísimas cosas ofensivas han dicho y dicen cada día las de la teta y la crianza natural y hay que comérselas…
    Y eso si hablamos de las mujeres, porque un sector importantísimo de los discursos de la teta, la crianza natural, la mamá en casa y etc. son hombres entusiasmados (no me extraña por lo que veo a mi alrededor en las familias que adoptan esos estilos, tíos teóricamente muy progres, feministas y anticapitalistas que en lugar de afrontar la crianza con todas sus dificultades siguen haciendo su vida de siempre, yendo a sus actividades de siempre… y la tía en casa desesperada, pero claro, es que el capitalismo le ha comido la olla con esas cosas de la corresponsabilidad, el bebé te necesita todo el día y el padre mejor que se aparte…
    Y por cierto, y perdón por el rollo, pero más allá de los errores o no del feminismo de la igualdad, las mujeres (pobres) nunca «salieron de casa» para hacer trabajos, las mujeres trabajaban en el campo desde que había campo, y en las fábricas desde que había fábricas… la lucha fue por poder hacer los mismos trabajos que los hombres y con el mismo sueldo que los hombres. Las mujeres siempre han trabajado y sido madres a la vez, y así lo hacen en cualquier lugar del mundo, es lo normal.. lo que hay que hacer es una revolución para que el trabajo deje de ser explotación. Eso sería subversivo.

  7. Hola Aquitania,

    Una vez más (creo que por tercera vez en las respuestas que he dado a este post) insisto que en ningún momento he dicho que no deba revisarse la maternidad. Esa es una de mis prioridades (¡¡¡¡Tengo en gira una conferencia que se llama «Maternidades Subversivas»!!!). En eso es precisamente en una de las cosas con las que estoy de acuerdo con el artículo de Beatriz. No quiero repetirme pero, en fin, lo digo una vez más (copio y pego): «Lo que digo es que hay que hacerlo (subvertir la maternidad) cuidando de no menospreciar con el lenguaje y con los actos las opciones de las otras mujeres y, también, que no creo que esta idea que ella propone «anti-maternal» sea nueva en el feminismo».
    Te mando un saludo y gracias por leer el blog y participar.

  8. No, perdona, igual no lo he expresado bien, yo parto de la idea de que tú apuestas por subvertir la maternidad! Lo que pasa es que yo no veo que realmente se pueda tener ese debate sin ofender a nadie.
    Por ejemplo, en el debate que se generó con el artículo de Beatriz sobre la lactancia, muchas de las mujeres ofendidas (por no hablar de los hombres, que eso ya era de traca) manejaban argumentos con los que yo al menos no me veo capaz de debatir sin «ofender»: que eso es lo natural, que si no quieres sacrificarte no tengas hijos, y luego que si no tienes hijos eres un ser que hay que compadecer porque es que no sabes qué te pierdes, que el bebé tiene el derecho y que frente a eso no hay feminismo que valga, que lo natural es que la mujer esté en casa y que si no es así es porque el capitalismo nos ha lavado la cabeza (y ojo, ese «en casa» no es en el trabajo, cosa que me puede parecer muy bien, pero tampoco es en la asamblea, ni en la charla, ni tomándote una cerveza con las amigas, ni por supuesto follando con otros porque la única salida es la pareja hetero monógama a muerte y como el tío se enfade a ver quién te mantiene a ti y al bebé…)
    Y a ver, entiendo que la mayoría de esas mujeres están en maternidades que se pueden considerar subversivas, no lo niego para nada! Pero cómo puedes ante eso cuestionarles nada sin ofender?
    No sé, yo ante este panorama que precisamente reveló el debate del artículo de Beatriz yo confieso que me da un poco de miedo pedir que las amas de casa coticen y que se reconozca económicamente, porque me parece que precisamente reforzaría esta lógica de la asamblea a las horas imposibles para los bebés (ya está en casa la mamá, a la asamblea que vayan los tíos), la lógica de exclusión de las madres (están en casa)…
    Y además tendrán que ocuparse de todos estos hombres «neomaternales» que también están ofendidísimos con Beatriz y orgullosos de su neopaternidad, que justamente suele coincidir con la paternidad de mi abuelo: al curro, luego al bar(puede ser centro social/charla/asamblea), llegar a casa con la cena puesta y nada de cambiar pañales que el bebé necesita a la mamá. Y vale, claro que son elecciones libres y no hay que juzgar la vida de los demás, y currar asalariadamente y dar biberón no tiene porqué ser mejor…
    En fin, perdona por el rollo.

  9. Me encanta, desde mi subjetividad creo que me sacaste las palabras, pensé lo mismo cuando leí a Gimeno y recientemente a Brigitte Vasallo, me sentí atacada y un poco molesta, el hecho es lo qué tu dices utilizar mejor las palabras y dejar el «antiísmo»
    Saludos

  10. Creo que es evidente que Gimeno se refiere a la ausencia de un discurso anti maternal en el feminismo contemporáneo,
    Soy Colombiana y luego de vivir en un entorno donde mis dudas frente a la maternidad eran vistas como evidencia de ausencia de humanidad, donde permanentemente desde sectores conservadores se recurre a argumentos de tipo biológico y de ver a la madre como “lo mejor para él bebe” esperaba llegar a estudiar a Europa y encontrar un discurso diferente, una ruptura, algo que me liberara, llegué y encontré desde el feminismo (lo entiendo, con argumentos diferentes) discursos que me parecían muy similares. Yo que he dejado a varios hombres porque me parecían machistas, porque no se comprometerían al 50% de la crianza, porque mitificaban la figura de la madre (para mí de forma muy conveniente porque simultáneamente parecían querer desentenderse de su responsabilidad en el tema del cuidado) y llego a Europa a tener con feministas discusiones muy parecidas a las que tenía con los hombres que me parecían “machistas” y que sentía me oprimían. Ha sido algo políticamente muy desconcertante, ¿qué gano yo con el feminismo, si las feministas piensan algo muy similar a lo que piensan los hombres que durante toda mi vida he calificado de machistas? ¿Soy yo la que está desubicada? ¿Debo dejar de calificarme como feminista? Por eso creo que la discusión y los diversos puntos de vista son absolutamente necesarios, si no el feminismo perdería muchas adeptas, mujeres que con el discurso maternal existente no se identifican. Si queremos construir reales “espacios de seguridad” ese espacio debe contemplar el disenso, de no ser así, para la que piensa diferente más bien será un “espacio de inseguridad” y la diferencia entre ese espacio y el espacio de discriminación patriarcal sería poco. Puede ser duro ver a las feministas discutir si el “enemigo es otro”, pero la respuesta no puede ser el unanimismo, la pluraridad es absolutamente necesaria, en apariencia discutir nos separa pero en realidad el debate plural fortalece al movimiento, estoy segura que artículos como el de Gimeno vuelve a dar ánimos a feministas que estaban adormecidas, un poco desilusionadas de discursos maternales que aunque legítimos sentían lejanos a sus vidas personales.
    Yo por ejemplo defiendo el compartir el cuidado de los hijos con los hombres, quiero un hombre dedicado al cuidado en igual medida que yo, no me parece una barbaridad, he visto como los hombres entran en pánico al ver mis exigencias en materia de cuidado y responsabilidad en tareas del hogar y como fácilmente se unen a mujeres con una visión más favorable al binomio mujer- cuidado. El discurso no debe ser único, no creo que deba ser calificado de “barbaridad” sería bueno discutirlo. Yo me imagino por ejemplo si algún día tuviera hijos a un hombre que entienda mi militancia política, que si tengo una reunión a las 8 él pueda atender a la criatura, porque en ocasiones la coyuntura política no da espera, los torturados , desaparecidos no tienen horarios, y también esperaría un hija/hijo que entendiera que en ocasiones se debe cenar cualquier cosa rápida porque su madre y su padre tienen intereses vitales más allá de ellos, que aprendan a asumir responsabilidades, que entendieran del bien común, del amor al conocimiento y de otras cosas también muy importantes más allá del cuidado y lo más importante que se sientan orgullosos de sus padres no sólo porque los cuidan sino por lo que son en sí mismos.
    El feminismo como otros movimientos es cíclico, del valor que daban nuestras madres al trabajo a salir de casa, regresamos a revalorizar el “hogar” (ante la evidente precariedad de la situación laboral), la próxima generación nuevamente evidenciará las trampas del hogar. Llámenme antigua, pero me identifico más con algunos feminismos del pasado y perdón lo largo pero es que el tema ha canalizado años de frustración feminista.

  11. Lo que está claro es que cada una a vivido una realidad distinta, y en cada una giran unos patrones que hemos de romper y conseguir cada una encntrar nuestra verdad. Pero tambien creo que no debemos tener ni mucho cuidado ni poco, simplemente decir lo que pensamos y sentimos desde las tripas desade lo mas hondo, y que esto levante las heridas y ampollas que quiera… Porque el mundo y el sistema ya esta podrido y ahora nos toca a nosotras saber cual o que discurso resuena con nosotras mismas y cual nos hace retorcernos de dolor, y si algo nos retuerce PORQUE? Porque somos nosotrosotras las que debemos tomar la responsabilidad y el control de nuestras vidas. Y para eso, me parece perfecto que aparezcan millones de articulosa cerca de la maternidad y la no-maternidad y asi nos hacemos un poquito criticas y pensadoras y dejamos de llevarnos por las mareas de pensamiento de otrxs sin cuestionarnos ni siquiera lo que leemos…
    Me encanta leer o escuchar algo y que se me remueva todo por dentro, que las palabras me enfaden, me emocionen, me aturullen, me líen… y luego me deslie yo solita y por fin salir a la superficie y darme cuenta que gracias a otras mujeres llevo un rato cuestionandome ciertas cuestiones que para mi eran tan obvias como que para mear hace falta bajarse las bragas.

    Muchas gracias a todas las escritoras, porque aunque muchas veces parezca que estamos en contra mirandolo desde otro prisma a lo mejor simplemente estamos creciendo juntas(unas ponen obstáculos para que otras aprendan a saltar), y para crecer hacen falta dos tipos de fuerza unas regresivas y otras progresivas… es natural… yo creo…

  12. Lo que está claro es que cada una a vivido una realidad distinta, y en cada una giran unos patrones que hemos de romper y conseguir cada una encntrar nuestra verdad. Pero tambien creo que no debemos tener ni mucho cuidado ni poco, simplemente decir lo que pensamos y sentimos desde las tripas desade lo mas hondo, y que esto levante las heridas y ampollas que quiera… Porque el mundo y el sistema ya esta podrido y ahora nos toca a nosotras saber cual o que discurso resuena con nosotras mismas y cual nos hace retorcernos de dolor, y si algo nos retuerce PORQUE? Porque somos nosotrosotras las que debemos tomar la responsabilidad y el control de nuestras vidas. Y para eso, me parece perfecto que aparezcan millones de articulosa cerca de la maternidad y la no-maternidad y asi nos hacemos un poquito criticas y pensadoras y dejamos de llevarnos por las mareas de pensamiento de otrxs sin cuestionarnos ni siquiera lo que leemos…

Si vas a comentar debes saber que: si eres hombre tendrás menos posibilidades de que te lo publique y que si me insultas o hablas con tono paternalista o faltón no tendrás ninguna. No acepto opiniones, ni consejos, soy así de chula. Adiós.