Mi último artículo en Pikara Magazine
http://www.pikaramagazine.com/2013/04/acoso-entre-lesbianas-%C2%BFhacia-opuestos-caminamos/
menstrual
La increíble leyenda de las moke-mokeles

Iván, el padre
Conoce a nuestras amistades poligámicas, la casa se nos llena de asociales cada dos por tres. En Valencia presencia oraciones colectivas en casa de su familia paterna. Él quiere que a los pasos de la Semana Santa trianera les quiten los cristos y las vírgenes y les pongan Tiranosaurios Rex. La cabalgata de los Reyes Magos le gustó mucho ¿Los “pasos” de los reyes los queman como las Fallas, mami?
Gira Julio 2013
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TALLER “EL CAZADOR CAZADO”
7 Sanlúcar de Bda./12 Valencia/14 Madrid/20 Barcelona
CONCIERTOS
11 Valencia/13 Madrid/19 Barcelona/Sanlúcar de Bda.
Punto de cruz subversivo
Gracias, ya me reivindico yo sola
Últimamente cuando oigo la palabra sororidad me echo a temblar. También me echo a temblar con palabras como empoderamiento, cuidados, diálogo, educación o autodefensa. Me dan mucho mal rollo esas palabras, no lo puedo remediar, diré más, últimamente me está dando mal rollo hasta la palabra feminismo. Mira tú qué postmoderna que estoy, la frase anterior es casi más cool que decir que Jordi Évole es un machista gafapasta. Pues sí, queridas, así por seguir en mi línea de hacer amigxs on line, si esta revolución implica tener que ser tan plasta, entonces no es mi revolución. Las palabras son un arma de doble filo, las palabras se usan y usan y luego se convierten en políticamente correctas… y eso sí que no, antes muerta que políticamente correcta. ¿Educar a un asesino? ¿reinsertar a un violador? ¿empoderarme para ser cómoda? ¿dialogar con quien no me escucha? ¿no llevar minifalda como método de autodefensa? …pues va a ser que no.
Si el feminismo fuese un club, ya me habrían echado, de eso estoy segura, pero afortunadamente no lo es, mal que le pese a algunas, esto es más bien una verbena de barrio. No os voy a dejar tranquilas, nenas, no voy a permitir que reivindiquéis en mi nombre. Yo crío a un niño, luego yo decido si quiero o no quiero cotizar a la Seguridad Social y cobrar un sueldo. Montse Neira es prostituta y es ella quien decide sobre su situación vital. Andrea Momoitio es bollera y no va a permitir que nadie se ponga la etiquetita molona en la solapa de lesbiana política si lleva a cenar a su novio el día de Navidad. Quien la lleva la sabe, y esto es tan antiguo ya que cansa. Se lo decían a la Campoamor cuando reivindicaba el voto femenino: las mujeres no han estudiado y tienen el coco comido por la iglesia. Y va ella y responde: “la libertad se aprende ejerciéndola”. ¿Perdona? ¿Se aprende? ¿Qué tengo yo que aprender de quién? Los unos llamando a las mujeres ignorantes y la otra admitiendo que lo eran pero diciendo que se nos pasaría con el tiempo ¿Perdona? ¿Ignorante? Ignorante lo serás tú y deja de reivindicarme en ese tono que cuando me cabreo saco el móvil y hago unos cazadores cazados que quitan to el setío ¿Os queréis creer que últimamente me han entrado ganas de grabar a mujeres de estas?. Va una y me dice muy trágica ella: “¿Tú que te crees, que somos los machos esos que grabas por la calle? ¡No, nosotras somos tus compañeras!”. Ya, ya…
Que no es que yo no le esté agradecida a la Campoamor, vamos a ver si me explico, que yo la adoro, que gracias a ella puedo ir a votar para que mi voto no sirva absolutamente de nada, que ella es Santa Clara, que con su foto me excito, que sus cejas inspiraron las mías, que soy devota de su recorrido (a las clásicas ni tocarlas, por diosa, que luego me saltan al cuello, por la Beaovoir no pasan los años, of course). Pero que pedantería en el feminismo tenemos pa’ tres revoluciones también es otra realidad que debemos admitir.
Y yo sigo haciendo amigas, verás cómo me van a poner.
En fin todo esto para deciros que quiero cotizar y cobrar por mi trabajo como cuidadora y que todas las madres de mi generación que conozco también quieren hacerlo (lo que no significan que todas las del mundo quieran hacerlo, significa que yo no conozco a ninguna, nada más, haya calma). Mi madre en cambio no lo ve claro, ella es de Clara. Mi madre me crió en aquellos años en los que parecía que tener un título universitario expedido por una universidad patriarcal (es que hay alguna que no lo sea), iba a significar la liberación de las mujeres. Le agradezco en el alma mi formación, yo por mi madre mato, pero desde aquí te informo, mami, nos timaron una vez más, seguimos siendo las esclavas. Somos ahora esclavas con título, pero la escobilla del wáter la seguimos limpiando nosotras en el 90% de las casas.