Sobre los trabajadores de la construcción en Marruecos

Hay que evolucionar, nos dijo R, no podemos quedarnos siempre en el mismo sitio y haciendo las mismas cosas. En realidad yo no estaba mal con mis padres, pero quise venir a vivir mi propia vida, labrarme mi propio futuro. Ahora estoy contento, gano ocho euros al día y además no me tengo que pagar la casa. A veces voy a la aldea a ver a mis padres, ellos, como le dije, no viven mal para nada, ya sabe, clase media, tienen una vaca así que pueden vender la leche. Pero yo no podía quedarme allí. Somos cuatro hermanos, dos de ellos están en España y el mayor se quedó en la aldea. Yo quise venir a trabajar en la construcción, es un buen empleo, estoy contento, siento que no me he quedado estancado en la aldea y eso es lo principal.

Las cosas cambian, yo me pongo a veces unos ojos, otras otros, tengo muchos pares de ojos que me tomo prestados pero, en honor a la verdad, son los míos los únicos que me comprenden y me van colocando comillas aquí y allí para hacerme asimilar conceptos que no podría tragarme ni con el poquito de azúcar ese de Mary Poppins. Porque, vayamos por partes, lo que R dice acerca de estar bien con sus padres “de clase media” significa: vivir aislados en el campo sin sanidad, sin escuelas y con escasa comida. “El buen empleo”, al que hizo referencia aquella noche, no es más que la situación de esclavitud en la que se encuentran en Marruecos los millones de hombres que trabajan en el sector de la construcción. En esos “empleos” las medidas de seguridad son tan frecuentes como las apariciones de Fátima en las palmeras de los oasis del Sahara. Deben trabajar seis días a la semana, doce horas diarias, a cualquier temperatura (os recuerdo que en verano se sobrepasan los 50º casi a diario). Eso sí, R no distorsionó el salario, realmente cobran ocho euros al día. También tenía razón sobre la vivienda, les dan cobijo (que no casa), los albañiles están autorizados a levantar chabolas alrededor de las construcciones. Estas “viviendas” no son más que cuatro muros de ladrillos con un techo de plástico o similar y, por supuesto, sin luz ni agua corriente. Lo más triste de todo es que los constructores suelen ser “honrados” ciudadanos españoles o franceses.

Dicho esto, por favor, que nadie se compre un pisito en Agadir, por muy barato que lo encuentre, hay maneras mejores de disfrutar del turismo en Marruecos haciendo llegar el dinero a quien realmente lo merece y lo trabaja. Razón aquí.

3 comentarios en “Sobre los trabajadores de la construcción en Marruecos

  1. Te honra hacer esta denuncia social. No siempre es fácil obtener este tipo de información, pero es necesario que la opinión pública esté al corriente de condiciones de explotación como las que has expuesto en esta entrada.

    ¡Salud!

  2. Gracias por leer y participar en el blog, Far.
    El contar todas estas cosas en el blog es para mí una mezcla de terapia y sentido de la obligación al mismo tiempo. Cuando vivía en Marruecos no tenía la misma libertad que tengo ahora para contar ciertas cosas. A pesar de la inmunidad de la que gozamos los europeos allí no hay que pasarse de la ralla. Hay temas, como la monarquía o el Sahara Occidental, que son tabú incluso para nosotros/as. He aquí un ejemplo de lo que digo:

    http://www.lavozlibre.com/noticias/ampliar/100561/la-policia-de-marruecos-pone-cara-a-su-politica-en-el-sahara

    Durante mucho tiempo escribí pensando que un día iba a encontrarme en la puerta de casa a dos policías pidiéndome que les acompañase a la comisaría de Jma Fna por eso nunca di nombres y mis posts, aunque sinceros, eran siempre prudentes. Aún así, y tan sólo contando lo que contaba, ya había material para poner los pelos de punta a cualquiera.
    Ahora, desde España y completamente a salvo, siento que puedo seguir siendo útil a Marruecos, quizás más que nunca.

    Un saludo y bienvenido.

  3. Muchas personas me dejan comentarios al blog a través de facebook. Os copio un mensaje que me ha escrito un compañero contándome la historia de su familia política que es marroquí:

    «Mi suegro, jubilado, trabaja de albañil, porque con los 80 euros de pensión que le quedan no tiene para mucho, ni él ni su familia (mujer, hija casi en la cuarentena aún soltera y con quien nadie quiere casarse, ya que no tienen para la dote, hijo que sufrió un derrame cerebral y que precisa de constante atención médica,…), con unos horarios próximos a la esclavitud y unas medidas de inseguridad que ni te cuento. Y encima, sin derecho a protestar. Hay que joderse»

Si vas a comentar debes saber que: si eres hombre tendrás menos posibilidades de que te lo publique y que si me insultas o hablas con tono paternalista o faltón no tendrás ninguna. No acepto opiniones, ni consejos, soy así de chula. Adiós.