Nunca se miran frente a frente, eso se me hace desde fuera ¿Cómo hacerlo? Cada una vive la vida de la otra en cierto modo. El hombre siempre está ausente, son largos los periodos en Europa para seguir la evolución de las empresas. Ya sea marroquí o colono, el varón se desentiende de todo. La mujer rica casi, casi lo mismo. Coge al hogar con la punta de los dedos y, tapándose la nariz, se lo entrega a ella, a la sacerdotisa de lo doméstico (el hogar incluye a los/as hijos/as). Madame se lo entrega a tati sin mirar, no quiere saber de él más que lo justo. Su marido ni eso, pero es mejor así, cuando está en casa se pone muy nervioso, las semanas en Europa le hacen más llevadero “todo esto”. Todo esto, el calor, el que no funcione nada, el rey cagándose en los movimientos inútilmente ágiles de una burguesía bien controlada, los mocos de los niños que te venden pañuelos en los semáforos, las mujeres golpeadas, los hombres magullados y tati, silenciosa, limpia, cocina, plancha, lleva al colegio a los/as niños/as y disfruta de sus sonrisas. Tati se escribe con mayúscula sólo si va detrás de un punto porque hay muchas tatis, una en cada casa rica y muchas por las calles, desempleadas, deseando entrar en el hogar de otra, renunciar a tener un marido, a vivir en una casa propia, a parir, a amamantar, a controlar su tiempo. Ser una tati es como casarse con el marido de otra y también con la esposa, los hijos, las bolsas de la compra. También las llaman mami, femme de ménage y muchas cosas más. Nadie las llama esclavas, curioso. A cambio de una ristra de nombres ajenos ellas trabajan de sol a sol, sin horario respetado o ni siquiera preestablecido, a cambio de cobijo, comida y 200 € mensuales. Y a fuerza de hacer el trabajo sucio reciben la recompensa: ser de verdad la madre y el padre, disfrutar del verlos crecer, no perderse los progresos. Los/as niños/as las adoran y las quieren más que a sus propios/as progenitores.
Una vez una mujer me dijo: no hay forma de encontrar una doméstica de fiar. Acabo de despedir a la mía, llevaba seis años viviendo con nosotros, mi hija la adoraba, pero he descubierto que me robaba. No entiendo por qué lo ha hecho, me quitó cosas sin valor, ropa que yo no sabía ni que tenía, estaban olvidadas en algún rincón de uno de mis armarios ¿Para qué habrá robado esos trapos pasados de moda? Ahora la niña está hecha una rebelde, claro, es pequeña ¿Cómo explicarle que su querida tati, esa que la acunó de pequeña, que jugó con ella tantos años, es sólo una vulgar ladrona? Ahora mi hija me grita y me dice que la ladrona soy yo.
A veces pienso que la finalidad de este blog es la de aprender a chillar como esa niña.
Con todo, no dejaba de ser una ladrona…
Quien roba la ladrón tiene cien años de perdón. Creo que hay una gran diferencia entre robar por necesidad y explotar por tener un lujo (robando dinero, dignidad y tiempo a alguien que no tiene más opción que acatar las condiciones que le vienen impuestas).
Lo dicho, con todos los matices que quieras pero no dejaba de ser una ladrona…
El diccionario dice:
ladrón, na.
(Del lat. latro, -ōnis, bandido).
1. adj. Que hurta o roba. U. m. c. s.
Así que me fui a buscar el término “robar” y encontré:
robar.
(Del lat. vulg. *raubare, y este del germ. *raubôn, saquear, arrebatar; cf. a. al. ant. roubôn, al. rauben, ingl. reave).
1. tr. Quitar o tomar para sí con violencia o con fuerza lo ajeno.
2. tr. Tomar para sí lo ajeno, o hurtar de cualquier modo que sea.
3. tr. raptar (‖ sacar a una mujer con violencia o con engaño de la casa y potestad de sus padres o parientes).
Considero que la asistenta-esclava en cuestión no estaba apropiándose de lo “ajeno” sino de lo propio ya que las condiciones en las que trabajaba suponían un robo sistemático por parte de su patrona de bienes materiales (además de tiempo, de derechos básicos de los trabajadores y de los seres humanos, etc., pero vamos, parece que el debate obvia todos esos pequeños detalles y hay más bien que centrarse en la definición de “ladrona”).
Creo que, diccionario en mano, no puede considerarse ladrona a esa señora. A la dueña de la casa sí. En cualquier caso, como sé que la definición de “propiedad privada” es algo muy discutido y, teniendo en cuenta tu reflexión después de leer mi post, no creo que vayamos a ponernos de acuerdo.
Contando lo vivido en Marruecos a veces se me pone la piel de gallina sólo al recordar pero lo que realmente me estremece es ver las reflexiones que la gente hace de mis escritos y en las cosas en las que se fijan.
Gracias por participar, un saludo.
Yo estoy contigo Alicia. Tener propiedades en desuso es absurdo. Seguramente si la Tati las hubiera pedido se las regalarían sin más, pero algún miedo le impidió hacerlo.
Tampoco es lo más importante de tu articulo, es un detalle que muestra la diferencia entre clases.
Hola Sergio,
Yo no sé la razón que la llevó a robar (miedo, orgullo, necesidad, conciencia de que le estaban robando a ella indirectamente…). Desde mi punto de vista actuó sin planteárselo. En Marruecos, a mayor índice de pobreza mayor resignación, nadie quiere cambiar nada,intentan sólo salir del paso. Le hicieron falta esas cosas y las cogió sin más. El hambre afloja la moral y agudiza el ingenio. Yo habría hecho lo mismo. Estos debates que nos estamos marcando sobre detalles nimios son un lujo del primer mundo.
Y sí, tienes razón, ni mucho menos es lo más importante del artículo.
Un saludo.
Hola Alicia,
¿qué tal preciosa)
Todo lo que has descrito se puede también observar aquí, en España.
La mayoría de mujeres que trabajan en el servicio doméstico (antes criadas) siguen siendo criadas.
Mujeres inmigrantes, muchas se han quedado en situación de irregularidad y se cometen tantos abusos que forma parte de la esclavitud del siglo XXI.
En la actualidad el desconocimiento grneral del tema y la falta de atención sobre la realidad de estas trabajadoras esconden y legitiman vulneraciones sistemáticas de derechos y de esta forma de esclavitud.
Me entristece enormemente observar que en muchos casos, el acceso al trabajo cualificado y bien remunerado -tradicionalmente solo masculinos- de las mujeres se sostine en la opresión y en la falta de oportunidades de las otras mujeres que no han tenido las mismas oportunidades para progresar.
Está claro que en todo el proceso de liberación y de lucha por los derechos que durante años se negaban a las féminas se han hecho cosas muy mal hechas.
Hola Marien,
Qué bien hablas, joía, casi nada que añadir.
Siempre he sostenido que la situación de la mujer en España no es tan diferente a la de Marruecos (al contrario de lo que en principio pueda parecer). En materia de maltrato estamos casi peor, aquí mueren muchas más mujeres. La única diferencia que encuentro, y que no es pequeña, es la institucionalización de ciertos abusos. En Marruecos esas empleadas de hogar no pueden denunciar nada porque la ley está de parte de la familia que la contrata. Las jornadas de 12 horas son legales, los sueldos de 200 € mensuales también y así un largo etc.
Un beso y gracias por participar.